Nuestro país ha estado sumergido en un sistema político en franca decadencia, caracterizado por la manipulación del voto popular por la gran partidocracia que domina el mecanismo electoral, aprovechándose de la pobre instrucción, la pobreza extrema y la desorientación de nuestro pueblo, que fomentan ellos mismos cada vez que se relevan en el poder.
Poco a poco, ese pueblo maltratado, que lucha día a día por su sustento diario, ha ido ganando conciencia de que mientras se está luchando por la subsistencia, los políticos al servicio y promovidos por esa partidocracia, se están sirviendo del erario y mientras más ricos se hacen y más beneficios obtienen sus patrocinadores, más pobre se hace. Esto, sin obviar la indignación que provoca la impunidad ante las fechorías que descaradamente cometen en contra del patrimonio nacional.
Esta realidad ha provocado expresiones populares como “La marcha verde” y otras expresiones más populares en diversas comunidades del país.
El Sr. Luis Abinader, concitó el apoyo popular porque esgrimió en su campaña electoral el castigo a los culpables y realizar una gestión contra la impunidad, pero ha sido todo un fiasco, un total engaño con la consecuente defraudación de toda la población honesta de nuestra nación.
En nuestra sociedad existen personajes capaces de liderar una opción saludable de gobernabilidad de nuestra república y no me canso de ponderar al ingeniero Ramón Alburquerque como uno de los más aptos para ocupar el primer cargo de la nación, por los atributos que le adornan; sin embargo, está ligado al PRM, partido secuelado por las malformaciones pérfidas y perversas de un tronco común que parió al PLD, que usurpó a otro llamado FP y que se replica en el Revolucionario Moderno. Aunque, estando en la oposición dentro de ese partido, el ingeniero Alburquerque teme separarse y hacer tienda aparte de ese engendro partidario creyendo que le socavaría su base de apoyo y está totalmente equivocado, muy equivocado pues le aseguro que se convertiría en una excelente opción presidencial. Sin embargo, y a pesar de ser una de las personas mejor dotadas de la cabeza, algo le ha vendado los ojos para poder darse cuenta de su situación: mientras más permanezca en ese partido, menos posibilidades tendrá como opción de poder.
Por otro lado aparece en nuestro escenario político un personaje que más parecido a Don Quijote, no puede ser, y ese es el doctor en medicina Roque Espaillat Tavárez quien surge de la nada, como un simple ciudadano indignado por la depredación que hacen los políticos y las familias poderosas de este país bajo el manto de la impunidad y dispuesto a enfrentar con “su pecho” a esta ignominia. Comenzó de manera individual (como “un loco” para muchos) y ganando adeptos entre amistades conformó un movimiento llamado Rescate Democrático y que finalmente fue adoptado por el Partido Socialista Cristiano para llevarlo como candidato a la Presidencia de la república.
Es un profesional de amplia cultura general que vivió casi una década en Korea del Sur, país del primer mundo que hace 60 años era más pobre que nosotros y allí se dio cuenta de lo que un país necesita para trillar su desarrollo. Honesto y honrado, claro en su pensamiento y directo en sus planteamientos ataca el punto de las cosas con “numeritos” y acusa a los injuriosos con las pruebas. Lo hace sin temor, como he dicho, poniendo “el pecho” y no tiene compromisos con ningún sector económico ni político del país y dice no aceptarlos, y le creo.
No plantea la revolución socialista ni se considera un revolucionario, pero tiene todo lo que se necesita para serlo: “Sentir en lo más profundo cualquier injusticia contra cualquier ser humano en cualquier parte del mundo” y sobre todo en su pueblo que es el nuestro. Por eso aparece en cualquier pueblo o municipio en donde existen carencias esenciales, denunciando autoridades que a pesar de sus promesas no las han cumplido. El tipo es un luchador valiente y se ha encarnado con la lucha de este pueblo por redimirse y hay que apoyarlo para que tengamos un mejor país, un país inmensamente rico con potencial, como dice él, de “hacerle un segundo piso” de manera que todos sus ciudadanos tengan prosperidad y un futuro digno para sus descendencias.
Acojamos pues, a Roque Espaillat Tavárez como nuestro candidato a la presidencia de la república pues quizás no volvamos a tener otra oportunidad, por mucho tiempo, de tener una opción tan prometedora para la redención y el adecentamiento de nuestra querida Quisqueya.