La psicología industrial, o psicología organizacional, surgió en Estados Unidos de Norteamérica, a principios del siglo pasado con el objetivo de mejorar la productividad y el bienestar de los trabajadores. Recibió fuertes impulsos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, debido a la necesidad de reclutar, clasificar, contratar y entrenar a miles de participantes, en estas contiendas.

En tiempos de paz, esta disciplina produjo análisis de puestos, sistemas de selección y formación de personal, diseño de equipos y ambientes laborales que han fortalecido la eficiencia, la salud y la seguridad en el trabajo. Y aportó conocimientos claves para incrementar la motivación y satisfacción laboral, el liderazgo y el trabajo en equipo.

En la República Dominicana, la psicología industrial empezó a ejercerse en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en el Banco Central y el Banco de Reservas; instituciones donde se aplicaron los primeros sistemas técnicos de administración de personal, basados en las técnicas de la psicología industrial, como son las entrevistas, las pruebas psicológicas, las evaluaciones de desempeño académicas; que permiten medir las capacidades y limitaciones de los candidatos a trabajar y  proponer los más calificados para los puestos.

Igualmente, profesionales de esta área participamos en eventos y formulamos recomendaciones al Estado dominicano para la creación de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, promulgada a inicios de los años noventa. Esta Ley, sirvió de base posteriormente a la creación del Ministerio de Administración Pública (MAP), órgano encargado de regular los derechos y deberes de los servidores públicos, así como los procesos de ingreso, permanencia, promoción y salida de los servidores del Estado.   Aunque es lamentable que  grupos políticos en el poder suelen aplicarla de manera parcial e injusta en defensa de sus intereses, por encima del bienestar general.

Lo increíble ocurre actualmente en Estados Unidos, donde el  gobierno ha anunciado el cierre e intervención de decenas de agencias federales con la objetivo de reducir gastos y promover la eficiencia gubernamental; entre las que se destacan  la USAID, antigua Agencia Internacional para el Desarrollo -AID-, ejecutante en el mundo y en nuestro país  de proyectos muy beneficiosos y otros no santos; la  Oficina de Protección Financiera del Consumidor; Agencias de energía, incluida la de energía atómica, entre muchas otras.

Estas medidas conllevan el despido de decenas de miles de servidores públicos, muchos de ellos altamente especializados, portadores de datos y procesos productivos confidenciales, a quienes presionan para que  renuncien antes de una fecha determinada;  y les ofrecen beneficios económicos.

Estos despidos masivos tienen graves consecuencias a nivel económico, político, y psicosocial.  En lo psicológico provocan depresión, ansiedad y estrés, disminuyen la moral, y motivación de los empleados activos, lo que afecta su lealtad y productividad.

Por tales hechos y razones, los gobiernos deben respetar más las leyes y las normativas técnicas aportadas por la psicología industrial, para mayor eficiencia y el bienestar de sus servidores.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván

William Galván

Profesor de psicología y antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Investigador académico y consultor de empresas.

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