El conflicto más reciente dentro del PLD se ha producido en torno a la selección de la candidatura presidencial: si hacerlo temprano (este año o a principios del próximo) o posteriormente. Tan desubicados están los peledeístas que se enfocan en algo irrelevante ante sus grandes desafíos (y no estoy diciendo que la candidatura presidencial sea irrelevante). Veamos.

El PLD está en el hoyo por varias razones, sobre todo: 1) la división de 2019 que sigue dificultando la recomposición de la base electoral peledeísta, 2) los casos de corrupción imputados aún en procesos de juicio, 3) el desgaste del viejo liderazgo que pasó 20 años en el poder, y 4) la carencia de nuevas figuras con potencial visible electoral.

Ninguno de esos problemas se enfrenta eligiendo una candidatura presidencial temprano. Más aún, para el 2028 hay menos apuros que para el 2024 porque ahora el PRM tampoco tendrá una candidatura definida temprano.

El PLD no puede resolver el problema de la división. Es un hecho difícilmente reversible. Eventualmente una parte tendrá que subsumir la otra y para eso falta tiempo.

Los casos de corrupción seguirán en la nebulosa judicial, aunque en el registro político de buena parte de la ciudadanía, el juicio hace mucho concluyó de manera negativa para el PLD. Solo los embrollos de corrupción en que se vea envuelto el PRM podrían eventualmente borrar la noción afianzada en el imaginario político dominicano de la corrupción peledeísta.

En cuando al liderazgo, aunque el PLD ha elevado algunos jóvenes al comité político, en la estructura dirigencial siguen predominando los que antes gobernaron. Un cambio no significa que ellos se retiren, sino que se cultive un liderazgo menos asociado con las figuras prominentes de los gobiernos anteriores.

En eso debería estar enfocado el PLD, no en decidir pronto una candidatura presidencial que nacerá sin fuerzas porque el partido está desinflado ante la ciudadanía.

En este tema, el PLD no puede mirarse en el espejo de la FP porque Leonel Fernández está habilitado constitucionalmente para repostularse a pesar de haber gobernado 12 años. En el PLD, Danilo Medina funge de presidente del partido, pero no puede repostularse.

El PLD tampoco puede mirarse en el espejo del PRM porque ahí hay varios potenciales candidatos presidenciales, con la ventaja de estar en el poder.

El PLD necesita un liderazgo presidenciable que saque al partido del hoyo a partir del carisma, el conocimiento y las destrezas. Actualmente no hay nadie proyectándose que reúna esas características para convocar a los peledeístas y a un amplio segmento del electorado. Ese es el mayor problema que enfrentan (la fiebre).

El PLD no es ya un partido fuerte que pueda llevar a la presidencia a quien postule. Por el contrario, necesita un liderazgo convincente que reconstituya el partido y lo posicione para competir electoralmente.

En general, en la República Dominicana ya no hay partidos fuertes. Los partidos dominicanos se hacen fuertes en el poder por la amplia clientela del Estado (antes el PLD y ahora el PRM), y su fuerza se desvanece cuando pierden.

Rosario Espinal

Socióloga

Autora de los libros “Autoritarismo y Democracia en la Política Dominicana” y “Democracia Epiléptica en la Sociedad del Clic”, y de numerosos artículos sobre política dominicana publicados en revistas académicas en América Latina, Estados Unidos y Europa. Doctora en sociología y profesora en Temple University en Filadelfia, donde también ha sido directora del Departamento de Sociología y del Centro de Estudios Latinoamericanos.

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