- Suena en el mundo académico criollo la posible fusión de los Ministerios de Educación MINERD y el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, MESCYT. Consumar este proyecto demandará “pensar la universidad dominicana”, es decir abrir un debate que oriente el camino de una universidad que responda a las necesidades sociales de del siglo XXI.
- Hace un tiempo considerable que nuestras universidades experimentan una profunda crisis, que se debate entre su función crítica -como entidad que promueve el diálogo cultural, científico y riguroso- y su función adaptativa, que responde con eficacia a las exigencias del mercado, impartiendo una formación estandarizada y funcional a veces cuestionada.
- ¿Cómo hacer frente a este dilema? ¿Cómo abordar los desafíos que el siglo XXI nos presenta? Dos prestigiosos profesores, Julieta Piastro, de la Universidad Nacional Autónoma de México y Víctor Cabré de la Universidad Raimundo Llull, en su reciente obra “PENSAR LA UNIVERSIDAD” (2004) nos invitan a reflexionar sobre los aspectos esenciales, que, según ellos, deberán conformar los pilares de la universidad en nuestros días.
- No se trata de adaptar la universidad al orden social y sus exigencias, sino por el contrario, de que sea la universidad de donde emanen las ideas y los proyectos para mejorar la sociedad.
- Sabemos que nuestras sociedades son dinámicas y cambiantes y, si queremos que la universidad no se quede rezagada, los proyectos de formación han de ser abiertos, libres y creativos.
- La educación universitaria del siglo XXI no se ha planteado únicamente como el desarrollo de habilidades o competencias que permitan a las nuevas incorporarse al mundo laboral.
- En necesario que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico capaz actualizar la comprensión del mundo a través de una lectura más libre, que incorpore el paradigma de la complejidad, para poder así responder a la diversidad y la multiplicidad de nuestro tiempo.
- La universidad, como institución responsable de la doble función de formación y creación de conocimiento, tiene la obligación de responder a las necesidades de nuestro tiempo, que no es lo mismo que adaptarse a las demandas de su tiempo.
- Nuestros programas de estudio, nuestras asignaturas o materias, han de ser cada vez más abiertos y flexibles, no a la moda, pero sí a las nuevas producciones elaboradas a partir de la revisión y la relectura de clásicos y contemporáneos de distintas culturas y diversos saberes no hegemónicos que hoy nos pueden aportar más riqueza a la comprensión contemporánea del mundo.
- Parece lógico y hasta éticamente necesario que la actividad académica sea convenientemente evaluada para comprobar si cumple sus objetivos y valorar la comprensión con el nivel de consonancia para lo cual ha sido creada.
- Ejercer como profesor universitario hoy es una gran responsabilidad. Fomentar el pensamiento crítico y creativo de nuestros estudiantes es una forma real de intervenir en lo social de una manera eficaz. Las universidades han de continuar siendo generadoras de cambio para que en nuestra sociedad del conocimiento no triunfe la ignorancia ni la barbarie.
- El objetivo de formar un buen profesional debería ser el objetivo prioritario para la universidad, sabiendo que ello incidirá, en el mejor de lo casos, en el objetivo colateral de ayudar a que sea mejor persona.
- En la universidad hay que trabajar con los estudiantes para que el vínculo que tienen con lo académico se transforme en deseo de saber, de conocer de explicar cuestiones que pertenecen al ámbito de su futura profesión.
- La responsabilidad del profesor universitario es ayudar a los estudiantes a descubrir la gran diferencia que existe entre manejar la nueva tecnología o ser manejado por ellas.
- Nos enfrentamos a la inminente necesidad de construir una universidad que forme profesionales capaces de cuestionar las tendencias dominantes y de orientar el pensamiento de su tiempo.
- El ideal de las universidades del siglo XXI es el de formar intelectuales humanistas con un amplio conocimiento de su especialidad, pero también de la cultura, el arte y la política de manera que esto le permita desarrollar una sensibilidad especialidad especial para percibir las necesidades de su tiempo.
- La universidad ha de formar a intelectuales humanistas cuyo interés por lo humano se traduzca en interés por el sujeto, su singularidad, su memoria histórica y sus creaciones culturales, artísticas y científicas.
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