Se nos fue para siempre Francisco, el primer papa latinoamericano y nos deja un buen paquete de herencias: su permanente preocupación por los pobres (y no precisamente pobres de espíritu, sino de la injusticia social); su franca apertura a todo el mundo (sin discriminar países ni sistemas políticos y sociales); su apego a los valores culturales de su procedencia (sin trocar el tango por los aburridos ritos musicales vaticanos); su intransigencia ante los abusos de las grandes potencias y su fidelidad sonriente a las mejores esperanzas del gran pueblo humano. Por todo eso y más Jorge Mario Bergoglio se ha ganado, feliz, la muy merecida paz eterna.

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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