Hay hitos que no solo marcan un antes y un después: obligan a repensar el país que queremos ser. La reciente acreditación internacional de la Denominación de Origen (DO) “Oro Verde Cambita” para el aguacate Semil-34 es uno de ellos. No se trata de una medalla institucional ni de un acto simbólico. Es, en términos de política pública y desarrollo territorial, una puerta abierta a transformaciones profundas.

El reconocimiento otorgado por el ODAC con respaldo del MICM coloca a República Dominicana como la primera nación del Caribe en contar con una DO acreditada bajo la norma ISO/IEC 17065. Pero más allá del orgullo nacional, esta conquista revela algo aún más valioso: somos capaces de producir calidad con identidad territorial, de manera verificable, trazable y competitiva.

El ministro Víctor Bisonó lo dijo con claridad: hemos ganado soberanía técnica. Ya no dependemos de organismos extranjeros para validar la autenticidad de nuestros productos. El sistema dominicano de calidad dio un salto institucional que rompe la inercia y amplía nuestras posibilidades de competir en mercados que exigen rigor, no discursos.

Pero el reconocimiento no cayó del cielo. Como recordó José Rosa, presidente del Clúster, hubo que certificar parcelas, crear normas, documentar procesos y asumir las auditorías del modelo 1B. Detrás de cada aguacate “Oro Verde Cambita” hay ciencia, disciplina y un entramado de actores que se decidieron a hacer lo correcto, no lo fácil.

Espejos para vernos

Aquí conviene mirar más lejos. Para quien se anime, experiencias latinoamericanas pueden servirnos como “espejo” para vernos. Diversas Denominaciones de Origen en América Latina ofrecen lecciones claves para entender lo que viene.

Casos como el Cacao Amazonas (Perú) y el Cacao Grijalva (México) muestran que una DO puede convertirse en un motor de desarrollo territorial… o en un sello bonito sin efectos reales. ¿La diferencia? La gobernanza.

Los sistemas de DO más sólidos se caracterizan por:

Articulación real entre actores públicos, privados y comunitarios.

Reglas claras y mecanismos de vigilancia permanente.

Participación efectiva de los productores, no solo nominal.

Instituciones capaces de mediar conflictos y evitar capturas de poder.

Visiones compartidas de territorio, sostenibilidad e identidad.

Existe documentación suficiente para demostrar que, cuando estos elementos se debilitan, la DO se convierte en un objeto misterioso para los productores, una figura ajena o distante que pierde capacidad transformadora. Y no se trata de “meter miedo” ni de “buscar la quinta pata”. Solo se trata de advertir para que cuidemos tan importante logro y no perdamos el rumbo.

Una clave trinitaria

El exitazo de Cambita Garabito podría diluirse si no consolidamos una gobernanza territorial robusta. Una DO no se sostiene con entusiasmo, sino con instituciones vivas. Por eso propongo tres blindajes urgentes:

  1. Evitar la burocratización y la captura. Una DO no puede convertirse en un espacio dominado por élites que impongan criterios sin diálogo. El Consejo Regulador debe garantizar transparencia, participación y acceso equitativo para todos los productores que cumplan el estándar.
  2. Asegurar acompañamiento técnico permanente. La calidad no se improvisa. Requiere monitoreo, asistencia, investigación aplicada y sistemas de trazabilidad que evolucionen. Si descuidamos esto, la DO pierde credibilidad y el mercado lo castiga sin piedad. Y
  3. Construir narrativa y valorización territorial. Jesús Martín-Barbero lo decía: el territorio no es geografía, es cultura articulada. Oro Verde Cambita debe convertirse en sinónimo de identidad local, cohesión social y orgullo comunitario. La comunicación —bien hecha, estratégica, participativa— es parte del sistema de calidad.

La Denominación de Origen del aguacate de Cambita no es solo un triunfo local. Es un recordatorio de que República Dominicana puede competir desde su identidad, no a pesar de ella. Pero este logro no se conservará por inercia. Requiere gobernanza, visión y compromiso territorial sostenido.

Si hacemos lo correcto, Oro Verde Cambita será la primera página de una nueva historia agroalimentaria. Si no, corre el riesgo de pasar como una estrella fugaz. De lo que hagamos con este logro, como es lógico, dependerá lo que consigamos.

Néstor Estévez

Comunicador

Agrega valor desde la comunicación como maestro de ceremonias, consultor, voz orientadora en diversos formatos, capacitando en habilidades comunicacionales y como animador sociocultural. Cuenta con dos licenciaturas (Comunicación y Educación), dos maestrías (Diplomacia y Derecho Internacional, y Dirección y Gestión Pública Local, con énfasis en Proyectos de Desarrollo Local), así como con formación en otras áreas del saber.

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