El retorno de Sean Connery 11 años después de decir que nunca jamás le daría vida al personaje de James Bond, rescató nuevamente a este célebre actor que, según los expertos, ha sido el mejor agente británico con licencia para matar. Su última película se llamó Never Say, Never Again.
El gobierno ha señalado que no hay ni habrá reforma fiscal. Algo así como un “Nunca Jamás”
Sin embargo, tiene que haber alguna forma de retomar el tema, aunque sea de manera diferente y en forma gradual. En otras palabras, dar un paso a la vez cada año, dejando claro que una reforma integral que abarque todas las figuras impositivas no es viable en este momento.
Y ese primer paso es el monotributo.
Varios países han adoptado regímenes tributarios especiales, como el monotributo, con el propósito de incorporar a los pequeños contribuyentes en el sistema formal. Y han tenido mucho éxito tanto en términos de recaudación como de beneficios sociales para los empleados.
Ese primer paso es enviar un proyecto de ley para establecer un monotributo a las micro y pequeñas empresas informales y a los profesionales y trabajadores independientes que incluya un impuesto único en base a sus ingresos brutos y/o número de empleados.
Hay varias categorías de empresas y varias formas de establecer y aplicar el monotributo que incluiría impuestos, seguro médico y pensiones, pero excluyendo la cesantía. Aquellos negocios que se resistan a incorporar la factura electrónica para registrar sus operaciones, darle un plazo prudente para que lo hagan o de lo contrario cerrarlos.
Además, el gobierno podría crear un fondo de garantía con los bancos para que todos los negocios informales que se incorporen al nuevo sistema tributario sean sujeto de créditos. El impacto económico seria tremendo.
Pero el Gobierno puede adoptar otras decisiones complementarias que no serían parte de la reforma fiscal, para disponer de más recursos para la inversión en infraestructura pública, cuya demanda crece exponencialmente. Mas escuelas, más hospitales, más carretas y caminos vecinales, más centros deportivos, más circunvalaciones, más arreglos de calles, más acueductos, más destacamentos policiales, más viviendas y la ampliación del metro para solucionar el problema del transporte.
Recientemente el presidente dispuso varias medidas para reducir gastos de la administración públicas, pero eso no es suficiente.
¿Cuáles serían esas decisiones complementarias?
- Desmontar gradualmente el subsidio a los combustibles hasta eliminarlo totalmente aprovechando las bajas en el precio del petróleo.
- Privatizar la distribución eléctrica. Por favor, entiendan que no hay otra solución para reducir las pérdidas astronómicas que esto representa.
- Triplicar las multas. Por ejemplo, las multas a los que violan los semáforos son de 2,000 pesos por lo que subiría a 6,000. Y así hacerlo con todas las demás violaciones de tránsito, sin importar el tipo de vehículo o motor.
- Subir las placas en base a la escala establecida en la reforma fiscal del 2013, que no se aplicó y esta vigente.
- Una nueva amnistía fiscal para el Impuesto a la propiedad inmobiliaria (IPI), que casi nadie cumple, reduciendo multas y recargos que a veces triplican el monto del impuesto.
Con estas medidas, se dejaría de hablar por un tiempo de la reforma fiscal con una mayor holgura presupuestaria. Y el FMI, que viene con las armas cargadas para atacar a las autoridades sobre el tema eléctrico y fiscal, podría ver como alentadoras estas decisiones.
De lo contrario vamos directo y sin escala hacia una desaceleración de la economía o en su defecto, a un aumento del déficit fiscal y la deuda pública.
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