Agradezco a Negro Veras el haberme ahorrado trabajo y expresar por él y por mí lo que ha escrito, a propósito de la presentación de credenciales del nuevo embajador de Haití: “Reanudar las relaciones diplomáticas debe servir para que Haití y la República Dominicana comiencen a eliminar la disensión y la discordia, para que predomine la relajación y la concordia”… (El reto que se le presenta a Luis Abinader y a quienes aspiran a gobernar en Haití es muy serio y envidiable: superar 181 años de discordias, tiranteces, chismes e indiferencia es más que suficiente para alcanzar, aquí y allá, un brillante espacio en la historia).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.