“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

El chip al que nos referimos en la ocasión es al denominado circuito integrado (CI), aclaración que tiene el propósito de evitar confusión; pues por algún tiempo se le llamaba chip a lo que fue una tarjeta manual (SIM, por sus siglas en inglés) que se introducía en los dispositivos electrónicos como computadoras y teléfonos celulares para la identificación del usuario.

El chip, cual circuito integrado, se puede considerar como la piedra angular de la microelectrónica, logrando miniaturizar de miles a miles de millones de componentes en una oblea, llamada así a una fina lámina de silicio. El circuito integrado combina transistores, diodos, resistencias y condensadores en una sola pieza. Su invención en la versión original en 1958, que luego evolucionaría con grandes avances de miniaturización y diseño, se debe a Jack Kilby (1923-2005).

El microprocesador es un tipo específico y muy complejo de circuito integrado, funcionando algo así como “el cerebro” de los equipos electrónicos, de forma tal que integra completa la llamada Unidad Central de Procesamiento (CPU) en un solo chip, con la capacidad de ejecutar instrucciones y realizar cálculos; es decir, una evolución de CPUs construidos con circuitos integrados más simples, hasta tener miles de millones de los componentes referidos miniaturizados, en uno solo.

Los microprocesadores se diseñan ya considerando además la computación en “la nube” como red de servidores para el almacenamiento y procesamiento de datos.

Los circuitos integrados pueden realizar múltiples funciones, hasta gestión de energía y procesamiento de señales, pero los microprocesadores, en cuanto a circuitos integrados tan especiales, contienen todos los elementos esenciales de una CPU: la Unidad Aritmético Lógica (ALU) para cálculos, la Unidad de Control (UC) para ejecutar instrucciones y registros para almacenar datos temporales.

Las tendencias actuales de los microprocesadores giran en torno a la inteligencia artificial integrada para asegurar las tareas de aprendizaje automático, así como la eficiencia energética, dado que la optimización del consumo de energía es crucial, con un enfoque en la gestión eficaz de la energía y el ciclo de vida para reducir el impacto ambiental; se incorporan también características de seguridad directamente en el silicio, como enclaves y aislamiento de la memoria para proteger contra ataques sofisticados; hasta se explora la óptica para futuras comunicaciones ultrarrápidas, ¡como 6G! Los microprocesadores se diseñan ya considerando además la computación en “la nube” como red de servidores para el almacenamiento y procesamiento de datos.

El avance desde el chip al microprocesador es impresionante; pero lo dicho en cuanto a una de sus contribuciones en la inteligencia artificial ya de uso cotidiano es una de las más recientes maravillas.

Ramón Morrison

Consultor en Desarrollo Organizacional

Profesor de ciencias de primaria, secundaria y universitario ya jubilado, con la misma pasión de entonces.

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