El desafío de la recuperación

Después de la cirugía, me encontré en un mundo nuevo. Mi cuerpo y mi mente no respondían exactamente como antes. A veces, las palabras se escapan, los movimientos parecerían más difíciles o la fatiga me vencía con facilidad. Cada día es una lección de paciencia y adaptación.

Los médicos me advirtieron que la recuperación podría ser larga y que habría días buenos y días malos. No obstante, lo que nadie me dijo es cuán fuerte tendría que ser mentalmente para enfrentar esta nueva etapa de mi vida.

Un descubrimiento inesperado en el quirófano

Algo que jamás imaginé fue lo que el médico descubrió durante la cirugía, mi buena memoria. No sé cómo ocurrió, pero en medio de un procedimiento tan delicado, él se dio cuenta de que mi capacidad de recordar detalles era excepcional. Quizás fue por mi reacción a ciertas pruebas o por cómo respondía en el proceso, pero ese hallazgo me sorprendió.

Este detalle se convirtió en una pequeña luz en medio de la incertidumbre. Saber que mi memoria seguía fuerte, a pesar de todo, me dio confianza en mi recuperación. Fue un recordatorio de que, aunque mi cuerpo estaba pasando por cambios, mi esencia seguía ahí.

Aprendiendo a conocerme de nuevo

Uno de los mayores desafíos ha sido aceptar que mi cuerpo no tiene un nuevo ritmo. Actividades que antes realizaba sin esfuerzo ahora requieren concentración y tiempo. He aprendido a celebrar cada pequeño avance, desde recordar una palabra hasta caminar sin apoyo.

El apoyo de mis hijas y esposa, así como de la familia y amigos han sido fundamental en este proceso de reimprendienmiento. Sus palabras de aliento y su paciencia han sido el motor que me impulsa a seguir adelante, incluso en los días más difíciles.

El futuro, un camino de esperanza

A pesar de los desafíos, cada día me recuerda que sigo aquí, luchando y avanzando. La recuperación es un camino lleno de altibajos, pero no estoy solo. Cada pequeño paso, construyo una nueva versión de mí mismo

A quienes pasan por una experiencia similar, les digo: Tengan paciencia con ustedes mismos. La recuperación no es lineal, pero cada día trae consigo la oportunidad de mejorar. La vida después de una cirugía cerebral puede ser diferente, pero sigue siendo vida, llena de momentos que valen la pena vivirlos.

Julio Disla

Estudió Comunicación Social en Universidad de La Habana, con un posgrado sobre Prensa Internacional en el Instituto Internacional José Martí, en Cuba. También estudió Pedagogía Mención Ciencias Sociales en el Centro Regional Universitario del Noroeste (CURNO), extensión de la UASD. Laboró como periodista en el Nuevo Diario, El Hoy y El Nacional de Ahora. También para los noticieros radia Noti tiempo, Radio Comercial, Acción Informativa, Radio Acción, Santiago y Disco 106, en la capital. Fue director de prensa de la Agrupación Médica del Seguro Social. Ha escrito varios libros; entre ellos De Pueblos y Héroes, Onelio Espaillat, ejemplo de firmeza y Agenda de la Libertad. Reside en Estados Unidos.

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