Todo indica que el país, según un compromiso de su Gobierno, superará la condición de territorio salvaje para (¡Por fin!) empezar a vivir en la civilización, lo que quiere decir que cada motorista debe respetar las leyes, pagar los impuestos que le correspondan y, en fin, mostrar una conducta pública motorizada apegada a los mejores valores: circular siempre por la derecha, no transitar en vía contraria, no pasar un semáforo en rojo y no superar los ochenta kilómetros por hora, todo lo cual compromete a unos tres millones de seres dizque humanos que permanentemente, en toda vía pública del país, atentan contra la paz.

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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