Anoche tuve un sueño muy raro sobre cómo presencié una discusión en el salón oval de la Casa Blanca ante el propio Donald Trump. Allí un abogado argumentó que el asesinato de once venezolanos en alta mar había sido ilegal, por no existir un estado de guerra contra ese país, sancionado por el Congreso norteamericano. Pero otro abogado allí presente planteó que había sido legal esa acción.

El primero era de opinión que tan solo en una situación de guerra, sancionada por el Congreso norteamericano, es que soldados americanos podían tirar a matar, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial cuando soldados norteamericanos disparaban a soldados alemanes a distancia y que la lucha contra las drogas había que contenerla continuando con los mecanismos de captura por parte de la guardia costera de barcos con drogas, el apresamiento de su tripulación y su sometimiento ante un juez, quien dictaría sentencia, al tiempo que las drogas eran incineradas.

El otro abogado dijo que Trump por decreto había identificado a la banda “El Tren de Aragua” de Venezuela como un grupo criminal y también terrorista que se dedicaba a exportar drogas a Estados Unidos provocando la muerte de miles de jóvenes norteamericanos por consumir drogas como la cocaína. Para este abogado los argumentos para asesinar a Bin Laden habían sido los mismos, pues se estaba en guerra contra el “Tren de Aragua” por la muerte de tantos jóvenes norteamericanos.

Pero en mi sueño yo también estaba en esa reunión y dije que concordaba con el que aprobó el bombardeo de los once venezolanos agregando que Trump por decreto también había decidido que las bandas que operan en Haití eran igualmente grupos criminales y terroristas, y también se dedicaban al negocio de las drogas, por lo que estaba en el derecho de acabar con su liderazgo utilizando drones y misiles. Ya 1,250,000 de los habitantes de Puerto Príncipe (un 11% de la población total del país) han tenido que trasladarse al interior, o a nuestro país y retornarían una vez desaparezcan las bandas. Por lo menos 8,000 personas han sido asesinadas por las bandas durante los últimos 18 meses. Durante nuestra guerra civil de 1965 también tuvimos un gran éxodo hacia el extranjero. Agregué que realizar esos ataques en tierra firme metería miedo a Maduro pues pensaría que lo mismo ocurriría en su territorio. El canciller Marco Rubio, allí presente, me apoyó y pensé que eso se debía a que, siendo de la Florida, esa medida ayudaría a conseguir los votos de los haitianos residentes en Miami. Al citar la intervención de 1965, el abogado que favoreció el ataque al pequeño barco me recordó que cuando los infantes de marina llegaron a Santo Domingo no existía un estado de guerra entre los dos países. Me levanté para replicarle con patriotismo y energía, pero Trump me interrumpió diciendo: “Eso ocurrió cuando los demócratas estaban en el poder bajo Lyndon B. Johnson, el más ‘woke’ entre ellos”.

Cuando me desperté tenía una sonrisa en los labios hasta que rememoré el poema del español Calderón de la Barca cuyo último verso dice: “Y los sueños, sueños son”.

Le deseo a mis lectores sueños menos complicados.

Bernardo Vega

Historiador, economista

Economista, historiador, autor de decenas de libros. Impenitente columnista, fue gobernador del Banco Central y embajador ante la Casa Blanca. Ex director del periódico "El Caribe" y de la revista "La Lupa Sin Trabas". Actualmente es presidente de la Academia Dominicana de la Historia.

Ver más