Nuestro país, al igual que muchos otros países, incluyendo a los Estados Unidos de Norteamérica, ha incluido la vacunación contra la hepatitis B en todos los recién nacidos dentro de la primera semana de vida, hace ya unos años, debido a la prevención que tiene esta vacuna contra la hepatitis crónica que lleva con el tiempo a cirrosis hepática y cáncer del hígado.
Esta política de vacunar contra la hepatitis B a los recién nacidos es debido a que la enfermedad en este periodo de la vida se transforma en hepatitis crónica en alrededor del 95% de los casos, con el agravante de que los menores de edad no presentan síntomas, y a pesar de tener niveles elevados del virus de la hepatitis B, las enzimas hepáticas son normales o ligeramente elevadas.
Lo penoso de estos casos es que la enfermedad hepática que inicia en la infancia es de progresión lenta, con poca sintomatología, y la cirrosis hepática y el cáncer del hígado se presentarán en los adultos mucho tiempo después.
Podemos afirmar que la vacunación contra la hepatitis B es la primera vacuna previsora de cáncer.
Toda esta narrativa que se sabía, y es por eso que se lleva a cabo la vacunación de los recién nacidos del país, la traemos hoy, debido a que el Secretario de Salud de los Estados Unidos es un conocido antivacunas, y el Comité Consultivo de las Prácticas de Inmunización de los Estados Unidos de Norteamérica, mejor conocido por sus siglas en inglés de ACIP, dependencia del Centro del Control de Enfermedades y Prevención, mejor conocido también por sus siglas CDC, acaba de recomendar no vacunar rutinariamente a los recién nacidos contra la hepatitis B.
La comunidad científica de los Estados Unidos, tales como: Asociación Americana de Estudios de las Enfermedades del Hígado -AASLD-, Colegio Americano de Gastroenterología -ACG-, Sociedad Americana de Endoscopia Gastrointestinal -ASGE-, Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas -IDSA-, Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica -NASPGHAN- están alarmadas por esta decisión y rechazan la misma, recomendando a todos los profesionales y familias continuar vacunando a los recién nacidos contra la hepatitis B.
La comunidad científica antes mencionada dice que la eliminación de la vacunación universal de los recién nacidos eliminará la práctica de salud pública de prevenir el 95% de nuevas infecciones de hepatitis B, con el resultado estimado de noventa mil muertes en los Estados Unidos de Norteamérica.
Llaman al CDC a reconsiderar esta decisión penosa por el bien de la salud pública de ese país. Y consideramos que es la primera vez que se pone en entredicho al ACIP avalado por el CDC, por la comunidad científica de ese país.
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