La parábola del mayordomo infiel o astuto, narrada en el Evangelio de Lucas (16:1-13), contiene una enseñanza que trasciende el plano religioso. Se trata de un relato profundamente político, porque aborda el ejercicio del poder, la rendición de cuentas y la prudencia estratégica, virtudes esenciales para la conducción de los asuntos públicos.

En la parábola, un mayordomo es acusado de malgastar los bienes de su señor. Sabiendo que será despedido, decide ganarse el favor de los deudores reduciendo las cantidades que deben. El amo, en un gesto desconcertante, alaba su astucia, no su moralidad. Detrás de este reconocimiento se esconde una lección sobre la inteligencia práctica y la previsión política.

Desde la perspectiva del poder, el mayordomo representa a quien administra recursos o autoridad en nombre de otro. Es una figura análoga al gobernante o al funcionario que ejerce poder delegado. Su caída comienza cuando confunde la función con la propiedad, olvidando que toda autoridad se sostiene en la confianza. En términos políticos, la pérdida de confianza equivale a la pérdida de legitimidad.

El poder es efímero, pero la integridad y la prudencia son los cimientos de toda autoridad legítima

La parábola también ilustra una tensión permanente entre ética y eficacia. Jesús dice que “los hijos de este siglo son más sagaces en su trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. En otras palabras, los hombres del mundo entienden mejor las reglas del poder que los idealistas. El mensaje no es aprobar la corrupción, sino invitar a unir la virtud con la astucia: la política requiere inteligencia estratégica tanto como integridad moral.

Max Weber, siglos después, hablaría de la “ética de la responsabilidad”, según la cual el político debe conjugar principios con prudencia para no destruir el bien que busca alcanzar. El mayordomo infiel encarna, de manera imperfecta, esa conciencia de las consecuencias. Su sagacidad lo salva, no porque sea justo, sino porque actúa con previsión, entendiendo que el poder tiene un ciclo y que todo cargo exige rendición de cuentas.

Desde una lectura social, la parábola también sugiere una crítica al sistema económico y moral de su tiempo. Al reducir las deudas, el mayordomo, aunque movido por interés personal, alivia la carga de los más débiles. Jesús no aprueba el fraude, pero reconoce la sabiduría de usar el poder para generar alivio y justicia. En política, eso equivale a ejercer la autoridad con sentido social y sensibilidad humana.

En la parábola, un mayordomo es acusado de malgastar los bienes de su señor.

La enseñanza política se resume en la necesidad de gobernar con previsión. El buen administrador no piensa solo en el presente ni en conservar el cargo, sino en garantizar un futuro justo y estable para la comunidad. El mayordomo astuto actúa para sobrevivir; el verdadero estadista actúa para trascender.

Finalmente, la parábola recuerda que toda gestión pública es un préstamo de confianza. El poder no se posee, se administra; no se hereda, se ejerce con responsabilidad. La fidelidad en lo pequeño revela la madurez en lo grande. En consecuencia, el político o funcionario que comprende este principio ejerce el poder no como un privilegio, sino como un servicio orientado al bien común.

La parábola del mayordomo infiel enseña, en definitiva, que la sabiduría política consiste en armonizar tres dimensiones: honestidad, inteligencia y previsión. El poder es efímero, pero la integridad y la prudencia son los cimientos de toda autoridad legítima. En la administración pública, como en la parábola, los verdaderos servidores no buscan salvarse, sino servir con inteligencia moral y sentido histórico.

José Manuel Jerez

Abogado

El autor es abogado, con dos Maestrías Summa Cum Laude, respectivamente, en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional; Derecho Administrativo y Procesal Administrativo. Docente a nivel de posgrado en ambas especialidades. Postgrado en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Maestrando en Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Diplomado en Ciencia Política y Derecho Internacional, por la Universidad Complutense de Madrid, UCM.

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