El fin de semana pasado, del 12 al 14 de diciembre, viví la grata experiencia de participar en el “Seminario Internacional sobre Recursos Naturales, Soberanía y Derechos”.

Una actividad organizada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, evento en el cual se trataron temas de interés relacionados con el medioambiente, el cambio climático y derechos ambientales.

En el marco de ese importante seminario nos tocó exponer sobre la realidad de la educación ambiental y el cambio climático en República Dominicana; el tópico de la educación ambiental no podía quedarse fuera.

El discutir la situación de los recursos naturales en el país necesita de análisis concretos sobre los efectos que generan los entornos ambientales cuando son impactados por los seres humanos y la población general no está educada.

Cuando en el país ocurren desastres por fenómenos naturales, los que acontecen, especialmente por fenómenos hidrometeorológicos, hay que considerarlos como consecuencias del daño que se les ha hecho al ambiente.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define la educación ambiental como el proceso de formación programática de individuos conscientes y responsables de su entorno ecológico”.  “Es sensibilizar a la población respecto a la necesaria conciencia ambiental”.

Durante cuatro años, a modo de facilitador, coordiné el diplomado de educación ambiental y cambio climático que imparte la Fundación Sur Futuro y, en ese espacio académico, compartí con profesionales del sector ambiental.

Aproveché el escenario para fortalecer el conocimiento y afianzar la postura sobre la necesidad de trabajar para que desde el sector educación se aborden los temas ambientales y cambio climático conforme lo establecen las leyes locales y marcos internacionales de desarrollo.

Nuestro déficit, en educación ambiental, tiene que ver mucho con la falta de voluntad política, la falta de cumplimiento a la ley de educación y comunicación ambiental 94-20; de la ley orgánica general de educación 66-97; y de la ley de medio ambiente 64-00, entre otros instrumentos legales existentes a nivel nacional e internacional.

Los niveles de inicial, primaria, secundario-superior y universitario no deberían continuar con currículos que no aborden de forma integral la formación ambiental.

Los contenidos tienen que ser reforzados en las asignaturas que ya lo incorporan: ciencias de la naturaleza, ciencias sociales y disciplina geográfica, educación moral, cívica y ética ciudadana.

No podemos continuar de espaldas a los problemas ambientales que tantos daños nos provocan. Por ejemplo, la desforestación de los bosques, la desaparición de las cuencas y ríos, el mal manejo de los suelos por el uso de los fertilizantes y las empresas internacionales que excavan sin control los recursos naturales.

Se adicionan, en igual modo, las sequías que en estos últimos años han hecho estragos por los periodos largos que merman la producción, la variación del clima que produce precipitaciones repentinas y la contaminación del aire sin que se eleve el nivel de educación de la población.

Hay que educar a nuestra gente a partir de su nivel y mediante una estrategia integral que aborde la educación formal, no formal e informal; con contenidos motivadores que sean el resultado de políticas públicas y privadas.

Iniciativas con asignación de fondos que aseguren el programa educativo. Las universidades tienen que avocarse a planes de actualización de sus currículos formativos.

Una actividad organizada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, evento en el cual se trataron temas de interés relacionados con el medioambiente, el cambio climático y derechos ambientales.

Todos sabemos que hay una masa crítica que protesta en contra de las empresas privadas y transnacionales mineras que operan explotando los recursos naturales. Es un movimiento motivado por unos niveles de conciencia que hay que acompañar y aplaudir, ya que ayudan a sensibilizar a la población.

Cuando en el país ocurren desastres por fenómenos naturales, los que acontecen, especialmente por fenómenos hidrometeorológicos, hay que considerarlos como consecuencias del daño que se le ha hecho al ambiente.

Finalmente, te invito a que pases por Librería Cuesta a adquirir el libro sobre “Educación Ambiental y Cambio Climático en República Dominicana”, de nuestra autoría.   ¡Gracias!

Bernardo Rodríguez Vidal

Psicólogo clínico

Subdirector Ejecutivo de la Defensa Civil Psicólogo Clínico, Maestría en Alta Gerencia y Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres.

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