La Dirección General de Impuestos Internos (DGII), dio a conocer que durante el pasado mes de abril recaudó, por primera vez, más de 100 mil millones de pesos, lo que representa una cifra récord para la institución, un 82.4% de los ingresos fiscales del Estado. Esto se debe, según su director general, a la eficiencia con que la misma se viene conduciendo.
Aunque se promociona que esta tiene como visión presentar una imagen de que es una administración cercana al contribuyente, respetada por sus altos niveles de calidad e innovación del servicio mediante procesos simplificados y tecnológicos, en la práctica esta institución, en vez de ser un ente facilitador y de soluciones, se ha convertido en un obstáculo y en un escollo para el desarrollo y el crecimiento económico del país, por las trabas y dificultades que esta le pone a los contribuyentes.
En estos momentos las instituciones financieras y crediticias están confrontando graves problemas en sus operaciones financieras con la DGII, por la tardanza y lentitud de esta para la aprobación y el registro de las hipotecas de los inmuebles que son dados en garantías de préstamos. Dichas hipotecas están tomando hasta un mes y a veces más, para su aprobación y registro.
En cuanto a los impuestos sucesorales, a pesar de la insistencia y gran interés que muestran los contribuyentes para pagar los impuestos correspondientes, la DGII pone muchos obstáculos para investigar, tasar y estimar el monto a pagar, alegando escasez de personal, lo que deja mucho que desear, puesto que siendo la institución que más recursos le genera al Estado dominicano, carezca de los recursos humanos (colaboradores) necesarios satisfacer la demanda de servicios.
El haber recaudado esta cifra, no significa que esta institución se esté manejando con eficiencia, eficacia y en tiempo oportuno; es lo menos que puede exhibir, ya que ha sido sumamente deficiente en la persecución, cobro y reducción de la gran evasión fiscal del país.
Dicha evasión ocupa nada más y nada menos que el lugar No. 3 de todos los
países de América Latina, sobre todo, de los impuestos de los grandes contribuyentes, pues cuando se trata del cobro a los pequeños y medianos contribuyentes, aquí sí que es muy eficiente. Dicha evasión representa en estos momentos el 45% del Producto Interno Bruto (PIB), admitido por la propia institución.
Si se cobraran los impuestos correspondientes a esta gran evasión fiscal, se le podría hacer frente a la gran deuda social y a la deficiencia en los principales servicios básicos, que desde tiempos inmemoriales, padece nuestro país, como son los graves problemas de insalubridad, agua potable, educación, electricidad, deuda externa, seguridad social y ciudadana, alimentación, viviendas, entre otras.
La eficiencia y eficacia se manifiestan por la calidad, rapidez y agilización de los servicios a través del uso de la tecnología. Este es de los pocos países, que aun requiriendo aumentar sus recaudaciones fiscales (presión fiscal), los contribuyentes tienen que insistir, perder tiempo, a veces hasta rogar, para poder pagar sus impuestos, pues muchas veces tienen que pagar recargos por atrasos involuntarios, pues la institución recaudadora se la pone muy difícil.
Ojalá que se produzca un cambio de actitud en la agilización de los servicios ofrecidos, ahora con el uso de la Inteligencia Artificial (IA).
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