Para orientar a mis lectores, señalo que uno de mis artículos más recientes lo redacté tomando como referencia la obra “Lengua y Folklore de Santo Domingo”, del erudito Emilio Rodríguez Demorizi.

En este, también hago referencia obligada a la misma obra, tomando el capítulo titulado “La Ciguapa y el Galipote”:

“La enigmática tradición de la Ciguapa, una de las más curiosas de nuestro folklore, extraño engendro de pies vueltos al revés, de la que todos hablan, pero que nadie ha visto, ya tiene su literatura: le dedicó una extensa tradición el poeta dominicano Francisco Xavier Angulo Guridi.   Escribieron acerca del tema, algunas décadas atrás, el Dr. Federico Henríquez y Carvajal y el novelista Rafael Damirón. La tradición o leyenda de Angulo Guridi que él llamó “Novela” fue escrita por el año 1866. Acerca del tema tratado casi exhaustivamente, pronunció una bella conferencia, en la Biblioteca Nacional, el 4 de septiembre de 1974, el poeta y crítico Dr. Manuel Mora Serrano. Semejante a la increíble leyenda de la Ciguapa es la de los Galipotes, tal como fue narrada en EL Caribe el 21 de septiembre de 1974 en el artículo “El Galipote se divierte confundiendo al caminante”.

Entre las creencias más extendidas en las zonas rurales dominicanas está la de atribuir a algunas personas la facultad de convertirse en animales y en objetos inanimados; los individuos a quienes se atribuye ese poder sobrenatural son llamados “Galipotes o Dundunes”.

La Ciguapa encarna el misterio ancestral de un ser que todos mencionan pero nadie ha visto

Historias que alimentan estas creencias se dan por verídicas y en ellas actúan como protagonistas gente conocida de las comunidades. Tales historias, que se escuchan en todas las regiones del país, son más frecuentes en el Sur y en las poblaciones cercanas a la frontera con Haití. Son pocas las historias en las que se presentan a los Galipotes como seres interesados en provocar daños físicos. Abundan más aquellas en las que aparecen haciendo bellaquerías, como impedir el paso a los caminantes nocturnos y confundirles los caminos.

También se cuenta que los Galipotes, hombres, la mayoría de ellos, se convierten en animales y objetos inanimados que cuidan sus propiedades. En el Sur se narra que una vez, hace más de 20 años, autoridades militares perseguían a un hombre que había cometido un delito considerado grave.

Este señor afirmaba que conocía a la guardia por el perfume, lo que le permitía olfatear la cercanía a su vivienda, convirtiéndose en un puerco o en un caballo. Leyendas cuentan que una vez lo atraparon dentro de su casa; al momento de aprehenderlo, ya era un gato negro que emprendió una veloz huida, logrando evadirse en muchas ocasiones, siendo apresado finalmente. Se menciona a un Galipote bellaco que disfrutaba con perder a los caminantes.

Las historias lo ubican en Monserrate, una pequeña comunidad de la provincia Baoruco en el municipio de Tamayo. Las personas que pasaban por determinado camino a partir de las doce de la noche, en un momento dado, sin saber por qué, daban varias vueltas y no sabían qué dirección tomar para continuar su viaje. Al tanto de ello, algunos de los que tenían que cruzar por allí llevaban sus oraciones especiales para evitar los efectos del Galipote que encantaba la vía. Personas mayores cuentan que había una persona que a sus amigos les daba demostraciones de su facultad de galipote. Se volvía tocón, gato, chivo y otras cosas.

Los Galipotes, figuras del imaginario rural, se transforman en animales y objetos para proteger sus tierras y confundir a los caminantes

Cerca de Montecristi, según una historia, había un señor que se volvía animal para cuidar a sus peones cuando le trabajaban la finca. Según se cree, las personas que se vuelven animales han hecho pactos con el Diablo. ¿Cuáles son las condiciones de ese pacto? Ninguna de las personas consultadas lo sabe con certeza. Algunos dicen que, “según dicen otros”, una condición de ese pacto es que el Galipote disfrutará de mucha salud en la vida real. En lo que todos los consultados coinciden en señalar es que El Pacto se efectúa en un “monte alto”, y la mayoría de las personas son fuertes físicamente, con muy buena salud. Algunas personas mayores dicen que los primeros que tuvieron la facultad de trocarse en animales y objetos inanimados eran extranjeros.”

Vale preguntarnos, nativos y/o extranjeros, ¿cuántos GALIPOTES tendremos entre nosotros que reconocen a las autoridades por su aroma…?

Eulogio Santaella

Ingeniero

Ingeniero. Fue administrador del Consejo Estatal del Azúcar y embajador en Washington. Profesor universitario. Empresario.

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