No eres velocidad, porque con solo ella puedes apresurar la injusticia;
No eres consistencia, porque con ella sola puedes hacer testaruda la crueldad;
No eres la ley, porque ella, a veces, se atreve a contradecirte;
No eres la voz del juez, porque el humano se equivoca;
No eres el proceso, pues a veces ritualiza la deshumanización.
Tal vez eres el ecumenismo de Rawls;
Pero tal vez no estás en el ser, sino en el hacer;
A lo mejor eres un hábito, al decir de Aristóteles;
Tal vez estás en cada acto que reduce la iniquidad, según el sabio de Sen.
Así, a veces te he encontrado;
En el potente acto compasivo de quien le devuelve la voz a la víctima;
En la jueza que decide con la sabiduría de contradecir sus propias inclinaciones;
En quien considera que ni la víctima ni el imputado son medios para un fin,
sino que son el fin mismo.
Justicia… tal vez estás en el sempiterno y obstinado esfuerzo de hallar la virtud que restaura la dignidad de las personas en cada acto.
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