Al igual   que Don Quijote de la Mancha la Jornada Escolar Extendida persigue un noble propósito ideal. Desde que esta política inició firmemente en 2012, se propuso enfrentar la desigualdad en el origen y ofrecer a cada niño, niña y adolescente un espacio más amplio de aprendizaje, cuidado y oportunidades. Con el tiempo escolar como lanza y la alimentación diaria como escudo, se lanzó al campo de la educación dominicana para desfacer entuertos que habían limitado a la gran mayoría de las familias por generaciones; sobre todo para aquellas más vulnerables. Y lo hizo con la convicción de que más horas en la escuela significarían más y mejores aprendizajes, mejor nutrición, más seguridad y más tiempo para que madres y padres pudieran trabajar o estudiar. Pero como al propio Quijote, el camino le ha mostrado a Jornada Extendida, que los molinos no siempre son gigantes, y que las batallas no se ganan solo con nobleza de espíritu, sino con estrategia, gestión, medición y capacidad de adaptación.

Ha transcurrido más de una década desde que el modelo comenzó a desplegarse en todo el país. Hoy, la Jornada Escolar Extendida abarca a más del 70 % del estudiantado del sector público y semioficial. En el año escolar 2022-2023, más de 1.3 millones de estudiantes permanecieron en las aulas bajo esta modalidad (IDEC, 2023). Es una transformación sin precedentes en la organización escolar dominicana, que ha multiplicado el tiempo educativo, el servicio de alimentación y las posibilidades de desarrollo integral. Sin embargo, la pregunta central es si, después de tanto esfuerzo y tanto presupuesto, el impacto sobre los aprendizajes está a la altura de la inversión.

En 2024, el presupuesto ejecutado del Ministerio de Educación rondó los RD$ 296 mil millones (MINERD, 2025). Es decir, el 4 % del PIB nacional proyectado para el año como estipula la Ley, con un gasto promedio por estudiante cercano a USD 2,438 (IDEC, 2024). El esfuerzo fiscal y social que realizan empresas,  familias y Gobierno es indiscutible, ya que hacen al presupuesto del MINERD el más importante del Estado dominicano superando ampliamente la quinta parte del gasto público total (BCRD, 2025).

Pero al revisar los datos de aprendizaje, el cuadro presenta signos desalentadores. El análisis más reciente del IDEICE (2025), comparando los resultados de las Pruebas Nacionales entre estudiantes de jornada regular y jornada extendida durante el periodo 2014–2022, muestra diferencias positivas, pero pequeñas y heterogéneas. En Lengua y Ciencias, la Jornada Extendida logra ventajas moderadas en algunas regiones; en Matemática, la ventaja es menor o inexistente. El propio viceministro Supervisión y Control de la Calidad ha señalado que, en el promedio nacional, no hay diferencias significativas entre los resultados que exhiben los estudiantes que asisten a la jornada extendida de aquellos que aún lo hacen en jornada simple (Diario Libre, 2024). Este, no es un hallazgo aislado. La evidencia internacional muestra patrones parecidos en varios países de la región (Banco Mundial, 2024; BID, 2023).

Aunque países como México y Perú han registrado mejoras significativas en determinados grados y áreas cuando el tiempo extendido se ha acompañado de formación docente, gestión pedagógica y apoyo focalizado (CONEVAL, 2018; GRADE, 2016);  Colombia, Brasil y Chile ofrecen resultados dispares, con avances en algunos contextos, estancamiento o efectos mínimos en otros (Hincapié, 2016; Rosa et al., 2022; Arzola, 2011). Uruguay, con un modelo de tiempo completo iniciado ya hace casi 30 años, no ha encontrado mejoras sustanciales en las pruebas internacionales TERCE (ANEP, 2016). La lección es clara. Más horas por si solas no garantizan más aprendizaje. No al menos en la misma magnitud cuantitativa y cualitativa para justificar un modelo a todas luces más costoso.

La evidencia apunta a que la clave parece ser que el tiempo esté bien planificado,  gestionado  y orientado por profesionales cabales con directores empoderados capaces de asumir el liderazgo pedagógico para orientar al centro hacia los aprendizajes. Y esto no significa tener más horas de iguales contenidos, sino el tiempo suficiente para reforzar, afianzar y lograr que los conocimientos sean aprehendidos -además de aprendidos- por todos y cada uno de los estudiantes.

En la siguiente tabla se presentan los resultados comparados entre jornadas extendidas y simples por país.

Darwin Caraballo

Ciencias políticas

Licenciado en Ciencias Políticas, maestrías en Negocios y Administración, Innovación y Emprendimiento, diplomado en investigación social, machine learning, relaciones públicas y planificación de políticas públicas. Director Ejecutivo de EDUCA República Dominicana 2012-2025; Desde 2015 secretario del GPCN, una Usina de Pensamiento que reúne a los principales lideres empresariales de la República Dominicana. Desde 2020, miembro del Gabinete Presidencial de Educación. Desde 2024 Advisor Officer en Tavares Group. Entre 2004 y 2012 fungió como consultor senior y funcionario de organismos multilaterales y, organizaciones de los sectores público y privado de 17 países Latinoamericanos. Ha contribuido al Desarrollo a través del diseño, la coordinación y la gestión de múltiple políticas públicas y programas. Experiencia en la definición de marcos normativos, en gerencia pública y privada, en la evaluación de políticas, financiamiento y gestión y administración de carteras de crédito multilateral.

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