Hoy estamos siendo testigos de una situación completamente inverosímil en donde ser de izquierda es ser de derecha y ser de derecha es ser de izquierda y no lo digo solo porque el señor presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, fue a sufragar con una camiseta (pullovers en Cuba) nada más y nada menos que con el logo de la marca “Puma“… Penoso.
En dicho plebiscito cubano triunfa la propuesta de legalizar la unión matrimonial de dos personas del mismo sexo a la que designan como “Matrimonio igualitario“ y la opción de adopción infantil de la pareja en cuestión. ¡Ñooo! La verdad que hay que estar vivo para ver cosas.
Esto ocurre en Cuba mientras en China, Vietnam y Rusia defienden a la familia heterosexual como base moral de la sociedad (sin comentarios). Es que la familia es el núcleo social que impone los principios sobre los cuales se edifica el espectro moral de una sociedad, es la herramienta que transmite los valores que enaltecen la inter-relación entre sus miembros y los inducen a respetar sus normativas que establecen las buenas costumbres y el Estado cuando su conducción coincide con el bienestar común.
Las sanciones bumerang contra Rusia por parte de la Unión Europea y los Estados Unidos de Norteamérica estremece al viejo continente y enfrenta a los nacionalistas (tildados de ultranacionalistas) contra los abanderados de la guerra y las sanciones contra Rusia. La primera ministra sueca, Magdalena Andersson, antes señalada como de izquierda, realizó un gobierno evidentemente de derecha acogiendo la línea dura de la UE y la OTAN, política que la condujo a la derrota en las elecciones legislativas por una coalición, supuestamente de derecha, que ya se pronunció sobre el hecho de que Suecia no se integrará a la OTAN y que se replanteará las sanciones contra Rusia. En Francia, la excandidata Le Pen se pronunció en el sentido de que si ganaba iba a retirar las sanciones contra Rusia pues su país era más importante que los intereses norteamericanos (y si fuera de izquierda de verdad…).
Hungría y Polonia muestran divergencias con respecto a las sanciones, Serbia dice que no, ahora Italia, al parecer se sacudirá con el triunfo de la “ultraderechista“ Giorgia Meloni que se enmarca dentro de la tendencia de Belusconi quien es considerado “pro ruso“ y que ha reiterado que es defensora de su patria por lo que ha sido tildada por los medios de ultraderechista y posfascista (no entiendo qué quieren decir con este término). Mientras, Marine Le Pen la felicita por "resistir a las amenazas de una Unión Europea antidemocrática y arrogante”. La Meloni se ha declarado, desde antes, contra el movimiento LGTV y el aborto (uno de los preceptos de hoy para catalogar a alguien de ultraderechista), pero también se ha declarado soberanista y nacionalista por lo que ha sido señalada como fascista.
Esta periodista, hoy primera ministra de Italia, promete recortes fiscales y hará una revisión de las normas de la Unión Europea y de la OTAN. Cuando proclama “Soy Giorgia, soy mujer, soy madre, soy italiana y soy cristiana“ que podemos interpretar con esto: empecemos por “soy mujer“, ¿podría esto significar que reivindica su sexo? o género, como dirían las feministas. Es posible, pero no como proponen las feministas pues al proclamarse como “soy cristiana“ se deduce que como mujer cristiana se aferra a los preceptos de esta religión que tiene que ver con la condición de ser mujer que no necesariamente coincide con los que enarbolan las feministas por lo que ha sido tildada como neofascista.
El movimiento feminista se ha tergiversado hasta el punto de propugnar por una lucha contra el hombre y en ese devenir se confunde con el movimiento LGTV desconociendo que la igualdad entre el hombre y la mujer se dará en la medida la sociedad se desarrolle y la familia dentro de ella, señala Federico Engels en su obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado“:
“Así, pues, lo que podemos conjeturar hoy acerca de la regularización de las relaciones sexuales después de la inminente supresión de la producción capitalista es, más que nada, de un orden negativo, y queda limitado, principalmente, a lo que debe desaparecer. Pero ¿qué sobrevendrá? Eso se verá cuando haya crecido una nueva generación: una generación de hombres que nunca se hayan encontrado en el caso de comprar a costa de dinero, ni con ayuda de ninguna otra fuerza social, el abandono de una mujer; y una generación de mujeres que nunca se hayan visto en el caso de entregarse a un hombre en virtud de otras consideraciones que las de un amor real, ni de rehusar entregarse a su amante por miedo a las consideraciones económicas que ello pueda traerles. Y cuando esas generaciones aparezcan, enviarán al cuerno todo lo que nosotros pensamos que deberían hacer. Se dictarán a sí mismas su propia conducta, y, en consonancia, crearán una opinión pública para juzgar la conducta de cada uno. ¡Y todo quedará hecho!“.
Luego, Engels explica que con el desarrollo de la familia monogámica habrá un progreso hacia una plena igualdad de derechos entre ambos sexos. Pero plantea que esta redención de igualdad entre los sexos se conseguirá en un sistema que supere al Capitalismo, o sea en el Socialismo.
Al decir “soy madre y soy italiana“, Meloni evidentemente sugiere que primero pensará en sus hijos y, por supuesto, en los italianos. Sugiere que pensará y hará un gobierno para los intereses de los italianos y la mayoría de los italianos están opuestos a las sanciones contra Rusia.
Hay que considerar que en Italia, su Resistencia Antinazi tuvo un peso específico que gravitó sobre el país luego del resultado de la Segunda Guerra Mundial en la Europa Central y los italianos no ven con desagrado al pueblo ruso; muy por el contrario, lo ven como un pueblo amigo.
Es muy probable que independientemente de los deseos de la Meloni, esta estará sometida a presiones de su población para que recapitule con respecto a su adhesión a la Unión Europea y a la OTAN.
En definitiva, han renunciado los siguientes primeros ministros europeos: Boris Johnson (Reino Unido), Mario Draghi (Italia), Magdalena Andersson (Suecia), Kiril Petkov (Bulgaria), Kaja Kallas (Estonia), mientras, Putin sigue en pie y más fuerte cada día. Entre tanto la primera ministra finlandesa, Anna Marin, se tambalea luego de que se filtrara un video en que bailaba apretadita con un hombre que no era su esposo y que al parecer estaba bajo el efecto de narcóticos. Ahora que Suecia no entrará en la OTAN se espera que Finlandia recule también.