La arqueología y la genealogía del retrato patriótico presenta un marco de simetrías y asimetrías con respecto al llamado modelo cercano o lejano a la “realidad” del origen que, en el caso del patricio Juan Pablo Duarte y Díez casi coincide con el nacimiento de la fotografía en cuanto a la técnica y la química fotográfica, por lo que los retratos de Duarte varían en lo que es el detalle y los elementos del rostro (nariz, ojo, frente, labios, cabello, barbilla) que varían de pintor a pintor, de dibujante a dibujante y de escultor a escultor y otras reproductibilidades que surgen del modelo icónico, cultural e histórico asumido.
Pero el retrato de Duarte es una visión que tiene creaciones en los medios de comunicación y que, en el caso de la publicidad, el cine, el teatro, el performance histórico y político aparece como cuerpo significante. Gesto, mirada, perfil y discurso constituyen hasta hoy el camino familiar junto con sus bases de trabajo trinitario e independentista que fue el fundamento para su actividad y juramento de fundación. Sin embargo, las historias morales, políticas, sociales, familiares y declarativas conforman en su caso un universo soportable por una axiología política y moral propia de su descendencia, y formación familiar y educativa.
La iconografía duartiana, refiere al modelo género-retrato que proyecta la personalidad del fundador de la República Dominicana como imagen del patricio, reflejando sus valores visuales y su fuerza simbólica en el panorama artístico dominicano, lo que implica que un artista plasme y ponga de relieve sus rasgos, facilite un perfil icónico teniendo sus apliques cromáticos y trazados sobrios sobre la base de la iconicidad como tipo especial de representación visual.
El tipo de trabajo iconográfico y reproductor enuncia un trayecto simbólico, temático y dramático formal de esta figura emblemática de la República Dominicana llamada, con base para interpretar la vida y hechos del patriota.
Los retratos producidos por artistas dominicanos como: Norberto Santana Rivera, José Pelletier, Virgilio García, Carlos Montesino, José Ramón Rotellini, Milagros Mercado y clásicos dominicanos como: Luis Desangles, Paul Giudicelli, Tuto Báez, Abelardo Rodríguez, Yoryi Morel, Abelardo Rodríguez Urdaneta y muchos otros. El artista, posee un tipo de elaboración formal, composicional y cromática, justificada en estilos y tendencias diversas que adoptan el modelo de origen y de base; dicho modelo comporta además un valor técnico, histórico y retratístico analizado por la crítica, la historia del arte dominicano. La misma conduce y facilita una etopeya del patricio Juan Pablo Duarte y Díez, toda vez que la pintura de muchos artistas es un homenaje a la vida y hechos del fundador de la República Dominicana.
Se puede destacar en el retrato creado y posteriormente analizado que existen elementos propios de una tipología originaria de base, pues este género asimila verticalidad de cuerpo y definición de tipo icónico facial, siendo así que la travesía del tipo y los ejes que consolidan dicha base figural, plantea un nivel expresivo, que radica como tal, en la expresión elaborada y la particularidad por la semejanza con el patricio Juan Pablo Duarte y Díez.
La travesía visual interpretada y consolidada por las líneas internas y externas que definen el modelo cobra su valor en el orden iconográfico ya señalado. Podemos mostrar el modelo del retrato de Duarte compuesto y pintado por Luis (Sisito) Desangles, Alejandro Rodríguez Urdaneta. Analizado como cuerpo se diferencia de todos los retratos anteriores y registrados por los pintores, dibujantes y escultores, fotógrafos y otros artistas gráficos que han abordado el tema acercándose a Duarte, el patricio.
Desde la lejanía y el tiempo afloran los valores gestacionales que han creado, desde la escuela básica un muestrario didáctico-pedagógico atendible cuando se contrae el compromiso de ser artista. El oficio busca entonces la definición, el centro visual de los rasgos o detalles que se adoptaron en la reproductibilidad o creación del tipo como esencia de la personalidad técnicamente tratada.
De ahí que la artisticidad de un ícono-retrato se utiliza como un traductor visual basado en la mímesis y la poíesis del retrato. Así las cosas, aquello que “acerca” la persona al tipo crea un valor estilístico e individualidad que emana del pintor, dibujante, grabado, escultor y genealogista basados en un arte de reproducir-re-crear una visión a través del rostro duartiano con detalles de rostro consolidado bajo el eje de la mirada que proyecta mediante la orientación de los ojos.
Hay una cantidad desconocida de reproducción del cuerpo, el rostro del patricio (retratos, dibujos, pintura, escultura, artes escénicas, y otras).
La memoria visual del patricio se ha trabajado en las artes visuales, artes teatrales y audiovisuales en los miles de libros de historia, política nacional, moral y crítica, literatura, geografía, documentos que se apoyan en su figura para utilizarla como tema representatividad simbólica nacional. En la Filantrópica y La Dramática están los verdaderos orígenes del teatro dominicano cuyo fundador fue el patricio Juan Pablo Duarte quien tuvo como base su búsqueda en Europa. Así, los actores fueron los mismos trinitarios. El teatro fue un arte utilizado como consciencia artística para educar al pueblo dominicano ocupado por Boyer y sus huestes militares en 1822.
El alegorismo del retrato en muchos casos proviene de un motivo ético, moral nacionalista y familiar; perfil este que se vincula a la independencia y a la declaración sapientísima y patriótica de la república. ¿De qué manera el rostro de Duarte se autoproyecta como sujeto de la historia y del arte? Existe una vasta bibliografía sumada a una historiología cultural dominicana cuyos valores engendran contenidos de liberación y autodeterminación política y cultural.
*Imagen de Duarte del autor Miguel Núñez.
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