Adaptar una obra literaria al cine, o sea, convertir una novela, una obra de teatro, un relato, un ensayo en una película es una labor creativa que reclama del guionista, que en muchos casos puede ser el director de la misma, amplios conocimientos sobre la estética audiovisual, pero a su vez del rigor literario en su más amplio espectro.
Cuando una productora estatal o privada decide llevar a la pantalla la cosmovision real o ficticia de uno o varios autores, debe tener muy presente la amplia formación intelectual y cultural de quien o quienes serán los responsables de convertir el texto muchas veces frio y llano, en un discurso audiovisual lleno de vida, emoción, color, ritmo, sonidos y fantasía.
Contar la historia de manera horizontal en cada fotograma en una plataforma tridimensional, con volumen y profundidad espacial como la cinematográfica, sería como arrojar recursos económicos, técnicos, talentos delante y detrás de cámara, a un precipicio insondable.
Muchas veces el director cinematográfico se encuentra con la duda de si al adaptar una obra literaria resulta favorable contar con la presencia activa del autor de la misma, asumiendo roles importantes en la asesoría del guion que de su obra se pretende hacer y llevar a la pantalla.
No todo el tiempo esa relación profesional ha dado resultados positivos. La experiencia dentro de la industria cinematográfica mundial ha dado votos favorables a una y otra decisión creativa. En mayor proporción, la recomendación que un amplio número de expertos ha dado es que el autor literario debe dar total libertad al director cinematográfico para que adapte convenientemente su obra.
Al adaptar una obra literaria, el guionista, que como señale anteriormente puede ser el director de la película, está haciendo una versión nueva, está creando un mundo de matices plásticos que posiblemente estén muy distantes de las particularidades dramáticas que concibió el escritor en sus líneas.
Al conceder de manera gratuita o mediante un pago económico, los derechos de autor de su obra para su adaptación al cine, el escritor la entrega de manera íntegra y total, de forma que su historia se convierta en una versión extraordinaria de la realidad o la ficción, a partir de la infraestructura creativa y técnica que el cine posee y aumenta desde el año 1895.
Favorablemente nuestra industria cinematográfica es joven aún, tan solo catorce años de existencia, condición que facilita a nuestros cineastas jóvenes y viejos aprender de las grandes cinematografías y sus exitosas decisiones a partir de las adaptaciones literarias que han realizado.
Aprovecho para compartir una experiencia maravillosa de producción cinematográfica a partir de seis obras literarias del Maestro Gabriel García Márquez. Corría el año 1989 y me encontraba participando como representante de la Escuela de Cine de la UASD en el tradicional e importante Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, Cuba. El fallecido cineasta Yleo Andres Cruz, egresado de la Escuela de Cine de la UASD, y el autor de las presentes notas, fuimos testigos de la presentación de una producción especial de Televisión Española y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericanos
denominada Amores Difíciles. Esa fundación formó y fundó la reconocida Escuela Internacional de cine de San Antonio de Los Baños, aún en funcionamiento. El premio Nobel de Literatura, y aguerrido cinefilo Gabriel García Márquez, la Presidió desde sus inicios en 1987.
La serie Amores Difíciles fue concluida en 1988, y de exhibió como parte de un atractivo especial en el Festival Internacional del Cine Latinoamericano en 1989. Los directores seleccionados para cada película fueron los siguientes: Olegario Barrera, España, y la película adaptada fue: Domingo Feliz; El experimentado director español Jaime Chavarri, adaptó Yo soy el que tú Buscas. De él les recomiendo también una obra esencial de su filmografía, Las Bicicletas Son Para el Verano, con un maravilloso guion de la cineasta española Dolores Sslvador (Lola); El Director Colombiano Lizandro Duque adaptó la historia Milagro en Roma; El reconocidisimo Director Mexicano Jaime Humberto Hermosillo adaptó El Verano de la Señora Forbes; El sumamente reconocido director cinematográfico brasileño Ruy Guerra, adaptó Fábula de La Bella Palomera; y el emblemático director del cine cubano Tomas Gutierrez Alea (Titon para sus amigos), adaptó Cartas del Parque.
En ese ambiente cinematográfico de alto nivel nunca escuche del autor de las obras literarias, como de los directores de cada película una conversación fuera de tono sobre la producción de la serie. Tanto el Maestro Gabriel García Márquez como los realizadores compartieron de manera horizontal y animada con el público luego de cada función.
Definitivamente, la fusión de talentos durante las tres etapas fundamentales en la producción de una película : Pre-Producción, Realización, Post-Producción se desarrollaron en total armonía en la Serie Amores Difíciles.
Esa experiencia y otras del cine mundial, me han permitido comprender la importancia de contar con un buen argumento para realizar una película que será adaptada. Intercambiar ideas en ese instante con el escritor en calidad de asesor y consultor es muy importante, pero no debe el director de la película ceder sus responsabilidades estéticas ante la incidencia extraordinaria del autor del texto.
Como ustedes han podido leer en las tres disquisiciones anteriores de esta serie sobre la fabulosa novela Good Morning Mr Morrison, del notable poeta nuestro Mateo Morrison, la historia cuenta una etapa fundamental de su vida, de sus hermanos, de sus padres y sus abuelos, tanto en Jamaica como en nuestro país. Esa trayectoria real convertida en ficción con agradables matices plásticos, va a requerir del autor, en este caso del Poeta Mateo Morrison, una, dos, tres o diez sesiones de trabajo, previo al rodaje de su obra, en interés de que el diseño de adaptación adquiera el más elevado concepto de la verosimilitud ante sus colegas, los cineastas de profesión, y los espectadores.
Estimo que esa metodología de trabajo no resultará para nada complicada para el Poeta, pues igual que el Maestro Gabriel García Márquez, Mateo es un ferviente hombre de cine, y conoce la importancia del arte de las imágenes en movimiento para proyectar a los confines del universo, la calidad de la literatura dominicana.-
Hasta pronto, estimados amigos.
Compartir esta nota