En esta oportunidad vence la impotencia. La impotencia y la indignación de ver un gobierno irresponsable y genuflexo que calla, no emite una sola declaración ante las barbaridades cometidas por la empresa minera Barrick Gold en Cotuí, en su insistencia por establecer otra presa de cola que solo provoca contaminación y muerte, permitiendo la barbarie de la destrucción de los bosques de Zambrana y de las fuentes de agua, del río Naranjo y de las comunidades que allí viven. Aahhh..!! pero sí se pronuncia, emite ordenes de acción y toma decisiones definitivas y terminantes frente a los vulnerables e indefensos migrantes indocumentados, que no le hacen daño a nadie, sino que benefician a la economía y los procesos productivos del país con su trabajo en la agricultura y la construcción, pero contra ellos si se toman medidas restrictivas en “cumplimiento de la ley” como si la ley 64-00 permitiera y autorizara el desmonte arbitrario del bosque y la destrucción de fuentes de agua.
Y es por esto que se me hace pensar los contradictorios conceptos que guían y dominan el discurso de estas contradictorias ejecutorias de este presente nefasto desgobierno, además de la demagógica conducta de la mayoría de la población dominicana. Así que trataremos de analizar y exponer los símbolos que nos dominan y destruyen nuestra humanidad, y la base natural de la subsistencia: el agua.
Patria: a pesar de que supuestamente se le designa, según el diccionario, como la tierra natal a la que se siente ligada la persona por vínculos jurídicos, históricos o afectivos, la patria también puede ser el lugar del que me adueño porque yo soy el matatán, el que más sabe, el más tíguere y el más tramposo, al que han llegado mis ancestros para depredarlo y hacerme muy rico, sin importar a cuánta gente y cuántos recursos me lleve en el camino ni de por medio. Y como dicen algunos, la patria es lo que “podemos ser todos juntos” (quiénes serán esos, me pregunto), un “camino que debemos recorrer para alcanzar un país que queremos” (de nuevo me repito la pregunta: ¿quiénes son esos?).
Patriotismo: otro concepto que viene a colación con la situación actual que estamos viviendo y que hace al término estar en boca de todos y para cualquier uso, independientemente de cual éste sea. Definido como un supuesto “amor y lealtad a la patria” como país o nación a la que se pertenece, patriotismo en nuestra coyuntura y realidad ha devenido en una especie de instrumento y herramienta de distracción, o cortina de humo, frente a la ineficiencia, la inoperancia y el desorden institucional con que se pretende encubrir la piñata en que se ha convertido el erario público para beneficio de los incumbentes y grandes funcionarios del gobierno, mientras la ingenua población se traga el cuento de que le defienden su patria exacerbando el sentimiento racista que subyace en la sociedad debido las diferentes poblaciones asentadas históricamente en nuestro territorio. Importante hacer notar que se encuentra involucrado a partir de esta realidad histórica el sentimiento de lealtad, por ser miembro de un país o Estado, lealtad que más que identificación personal, o preocupación por la existencia y bienestar de ese país o nación, la preocupación mayor es por los intereses particulares, generalmente se conocen como intereses de clase, pero aquí, son intereses de grupos, para nuestro caso, políticos y económicos.
Nacionalismo: a pesar de que el diccionario define esta palabra como el sentimiento “fervoroso” (jajaja) de pertenencia a una nación y de identificación con una realidad histórica dada, aspirante a constituirse en Estado, el nacionalismo que vemos en nuestra sociedad puede manifestarse en contraposición a lo que me conviene o no me conviene ser, de acuerdo a, de nuevo, los intereses, en criollo se dice, a quién o con quién me pego para salir ganancioso en cualquier forma o circunstancia. También se dice que el nacionalismo es una ideología “que enfatiza el sentido de pertenencia y lealtad del individuo o grupo a una nación”, pero, como vemos en nuestra situación, siempre y cuando el individuo no sea negro, porque entonces hay que perseguirlo para meterlo en la camiona.
Soberanía: bueno, aquí sí que llegamos al punto álgido de la manipulación de una palabra, un significado y un significante. Además de una excelente forma de mostrar la poca vergüenza que se tiene cuando de manipular un concepto y una idea se trata. Para ocultar su racismo visceral, sus ansias de defenderse del maleficio de ser descendientes de africanos esclavizados, el dominicano usa y se ha planteado escarbar en el término soberanía jugando con el significado literal de esta pobre, manoseada y abusada palabra. Siendo que el diccionario la define como el “poder político supremo que corresponde a un Estado independiente”, léase bien, independiente, ello nos muestra, nos desnuda en nuestra condición de ciudadanos con mentalidad acomplejadamente colonizada, ya sea por las reminiscencias de nuestro pasado colonial español, o sea por nuestro afán de conseguir, mantener y reforzar nuestra categoría de colonizados por el imperio estadounidense, pero es evidente, salta a la vista, que no somos una nación soberana, por más antihaitianos que pretendamos ser, lo que significa ser antinegros, es decir racistas, muy racistas, lo cual por más vueltas que le demos, ni más excusas que inventemos, no podemos ocultar. Tan bella que es África, ¿que tendrá de malo tener una relación ancestral con ella?
El gobierno dominicano, según las últimas informaciones de los grupos que defienden a Cotuí de los abusos que permite a la Barrick Gold, ha apresado a dirigentes comunitarios sin que se le hayan definido cargos en su contra. La conducta permisiva frente a las violaciones a las leyes ambientales por parte de esta empresa minera, y la indiferencia de la población a la situación de violación de los derechos humanos a los migrantes irregulares haitianos, pone en entredicho esgrimir los conceptos antes mencionados para tratar de explicar o justificar sus posiciones. La nación dominicana sigue siendo una colonia donde los extranjeros blancos que llegan a comercializar con los recursos del territorio y el trabajo de los brazos que se venden desde que fueron traídos para esclavizarlos es la realidad que refleja la conducta de los ciudadanos, de lo que creen y dicen ser y no son en realidad, porque una cosa es lo que usted diga o proclame que es, y otra cosa es lo que su conducta y forma de actuar reflejen lo que usted es realmente. El dominicano no es ni nacionalista, ni soberano, es un buscón del que más le dé para lamer, o “lamber”, que se oye más dominicano, ni patriota, y la prueba más fehaciente es el rechazo a los migrantes haitianos dizque por la supuesta soberanía, sin participar ni hacer el más mínimo esfuerzo de participar en la resistencia en contra de la Barrick Gold y las ambiciones de otras empresas extranjeras que pretenden destruir la base de la nación, el territorio, con la excusa barata del crecimiento económico. ¡Vaya nación que me gasto!
Fuentes consultadas:
https://colmena.intec.edu.do/2016/02/la-patria-mia/
https://www.ancmyp.org.ar/user/files/Arlotti.I.16.pdf
https://concepto.de/nacionalismo/
https://dle.rae.es/nacionalismo
https://es.wikipedia.org/wiki/Nacionalismo
https://dle.rae.es/soberan%C3%ADa
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