Estamos ante un escritor sin límites en lo que se refiere a la poesía, en la publicación de ensayos, además conferencista, animador cultural y mejor me detengo…
No le llevo veinte años al Dr. Basilio Belliard, pero eso no evita que siempre lo trate como un adelantado. Otros lo han visto como un hijo, como alguien que tiene mucho talento para muchas cosas y tienen razón. En el orden personal, hasta hace poco se sentía orgulloso de juntarse con viejos. La amistad la cultiva como las estaciones del año; trata a la gente por un tiempo, hasta que le conviene y luego la suelta. No hay premeditación en ello, en el fondo todos somos así. Es un ser humano pasable, tolerante, ambicioso en las lides literarias, no de negocios, pero eso está de moda sin medir el talento propio en base a detenerse frente al mar Caribe a meditarlo y decir: ―Papel o tijera. Acostumbra aconsejar lo que el otro, no él mismo, debería hacer (en la escritura). El afán es que se le reconozca que fue el primero en aconsejar. Que no le quepa duda a nadie, nos estimamos.
Lo conocí en los noventa del siglo pasado cuando vino de su pueblo natal, la gloriosa Moca, capital de la provincia Espaillat, en la facultad de humanidades donde estudiaba Filosofía y Letras. Entre otros méritos, uno de los más valorables era y es su ansia de saber, de conocer todo lo que se refiere a las buenas lecturas en torno a los buenos libros, principalmente ensayos, poesía, entre otros géneros de arte. Fue por esa avidez de conocerlo todo que nos topamos, más los conocidos en común.
El primer contacto con Basilio Belliard sucedió cuando yo cargaba un libro de ensayo en torno a Ernesto Sábato, sobre la interpretación de su obra novelística y la persona, de diversos autores o de uno solo. No lo recuerdo muy bien. Se lo presté para que le tirara copia, y de ahí en adelante: amigos, más la sumatoria de otros.
Ya desde Moca era un buen lector, con ansias de conocerlo todo y tenerlo todo de acuerdo a sus recursos, al igual que todos. Como era de esperarse del que tiene ansias de conocimiento, nunca llega a saciarse, pero logra el respeto que le toca. Su trayectoria presente, como viento de diferentes estaciones, da testimonio.
Escribe poesía, ensayos como su carácter y temperamento. Como se mueve son sus ensayos y el cultivo de la poesía el otro lado. En ensayos acumulativos en ideas, en datos, en uno que otro hallazgo en el género, de acuerdo a su temática, contrario a la evolución de su poesía (una obra abundante), que cada libro publicado busca la economía del lenguaje, la metáfora sorpresiva a la par que sus percepciones y entusiasmo imaginativo y temático, en la brevedad, donde el asombro se mueve en aguas contenidas, con ecos a lo lejos. Si sus ensayos tuvieran la economía de su poesía fueran mejores. Hace su trabajo y escribe con conciencia de lo que hace, fluyendo, fluyendo. Si no se detiene más de lo debido en los datos como conocimiento y fundamento para su cuerpo teórico, lo hace de acuerdo al espacio dado por el medio en el que se escribe o se publica.
En el medio cultural dominicano está en todas las actividades, que son más que los buenos libros que esos entusiastas que las organizan escriben, cosa que a ellos no les preocupa, por eso, el incendio del mar.
A veces se piensa que Belliard tiene mala fama, pero ¿quién no la tiene cuando se tiene tanto tiempo en el medio, con razón o sin ella? ¿Es honesto en su trayectoria? Por supuesto, como todo aquel que tiene mucho tiempo haciendo lo mismo. A veces pierde su capacidad crítica para estar bien consigo y con el otro y así, con todo el mundo. Él no es el culpable. Que no se culpe a nadie. A otros les pasa lo mismo sin los resultados del poeta y crítico amigo.
Como todos, es íntegro por conveniencia. Amigo incansable del buen diálogo literario, crítico siempre de lo que le hace falta al otro por hacer, en lo suyo lo demuestra. Es resucitador al estilo de “levántate y anda” del poema en prosa y del micro relato en el país. Pero nada de meterle el pie a nadie. Con Basilio Belliard falta mucho por ver, un ejemplo es el inicio de dar a conocer su obra en otros ámbitos, la poesía, fuera del lar nativo. Ya figura en antologías y publicaciones individuales, al igual que otros jóvenes poetas dominicanos en el extranjero. Lo admiro como se hace con una estrella fugaz. En este caso pido un deseo: su permanencia con publicaciones de valía creativa.
Basilio Belliard es como su poesía, donde se esconde el Basilio Belliard de a fondo. Y con la humorada de este artículo dedicado a un escritor prolífero, incansable, viajero e insaciable por el conocimiento de la vida, por lecturas. Es todo un hombre de letras en el buen sentido de estas ponderaciones al hombre-escritor.
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