Por supuesto que no. Pero tampoco es de la comunidad internacional, como muchos alegan. Todos coincidirían que es un problema de los haitianos y que quienes deben resolver su pacificación son ellos mismos. Pero la cruda realidad es que ellos solos no pueden y todo parece indicar que en Haiti la seguridad y la paz tardaran lustros en concretarse. Por eso es tiempo ya de modificar esa posición y asumir que el problema es tripartito, tanto haitiano como dominicano y de la comunidad internacional. Hoy hace falta una nueva estrategia que involucre a los tres actores.

El respetado filósofo Fernando Ferran, en un reciente artículo en HOY, describe la situación de Haiti de la siguiente manera: “La Republica de Haiti, al igual que sus nacionales, siguen a la deriva y el impacto de esa crisis desborda con creces sus fronteras. Si bien es cierto que sus integrantes son los responsables de su presente y porvenir, no menos lo es que a nivel internacional no acaban de recibir el soporte indispensable para encauzarse como sociedad moderna y sostenible.” ¿Habrá espacio para un aporte dominicano?Captura-de-Pantalla-2025-03-02-a-las-10.54.12-a.-m-728x493

La actual situación de Haiti nos importa porque deviene en daños y perjuicios reales y potenciales para el pais. La migración ilegal y los elevados costos de las atenciones médicas a las parturientas son asumidos por nuestro erario. Peor aún es el trasvase de la criminalidad y la desestabilización que implicaría para nosotros cualquier guerra civil allá o el agravamiento de la precaria seguridad ciudadana. Por eso la pacificación de Haiti es de alto interés nacional para nuestro pais, y, más aún, su desarrollo economico. La prosperidad en Haiti traería prosperidad a este lado.

Eso lo sabemos desde hace tiempo. Pero nuestro accionar al respecto no ha cosechado los frutos deseados. En materia de nuestra política exterior somos respetuosos de la soberanía e independencia haitianas y, contrario a lo que eso representa, no recibimos similar cortesía diplomática del lado haitiano. Reclamamos con vehemencia la intervención de la comunidad internacional en Haiti y esta practicamente da la espalda. Por eso Pelegrin Castillo de la FNP sostiene que Haiti es el mas grave problema que confronta nuestro pais.

El problema haitiano no es dominicano, pero a nosotros nos afecta como si lo fuera. El presidente Abinader puede tomar la iniciativa y convocar al presidente del Consejo Presidencial de Haiti para que, más allá de lo convenido en aquella declaración conjunta del 2021 entre el y el fallecido presidente Jovenal Moise, se concrete un acuerdo para buscar el financiamiento de las fuentes sugeridas.

A pesar de todos los esfuerzos, somos incapaces de detener la migración ilegal en la frontera. Las fuerzas militares que deben detenerla son reforzadas a cada rato, pero las deportaciones son tantas que habría que concluir que la presencia militar no está siendo efectiva. Cada año acogemos más de 33,000 parturientas y no hay manera de reducir ese número. En algunas escuelas la queja de los padres dominicanos es que los niños haitianos les quitan un espacio vital a sus propios niños. Para colmo reconocemos a regañadientes que la mano de obra haitiana es indispensable en la agricultura y la construcción. Y la reciente designación por decreto de las pandillas haitianas como organizaciones terroristas no promete más que una acción más vigorosa si los terroristas pasan a nuestro territorio.

Respecto al accionar de la comunidad internacional ha quedado claro que las tres naciones que pueden y deben intervenir Haiti para pacificarlo no lo quieren hacer. Estados Unidos, Canadá y Francia entienden que sus tropas y recursos no solucionarían el complejo escenario político haitiano. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha autorizado que Kenia y otras naciones aporten efectivos militares para auxiliar a la policía haitiana en su lucha contra las pandillas, pero el Consejo no provee los fondos para solventar los costos de esa participacion. El secretario general Antonio Guterres recién ha propuesto convertir esa fuerza extranjera en una de mantenimiento de paz para que la misma ONU asuma los gastos. Pero esta por verse si el Consejo acogerá esa sugerencia. Mientras tanto, lo prometido por EEUU esta supuesto a terminar en septiembre de 2025.

ChatGPT-4 informa: “Las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU están desplegadas actualmente en 12 países, distribuidos en África, Asia, Europa y Medio Oriente. Estas misiones buscan promover la estabilidad y la seguridad en regiones afectadas por conflictos. El presupuesto anual para estas operaciones es aprobado por la Asamblea General de la ONU y se basa en los mandatos específicos de cada misión. Para el período comprendido entre el 1 de julio de 2021 y el 30 de junio de 2022, se aprobó un presupuesto de aproximadamente 6.500 millones de dólares. Este presupuesto cubre gastos operativos y de personal, incluyendo el reembolso a los países que aportan tropas y equipos.”

Ahora bien, Guterres ha advertido que Haiti “se está quedando sin tiempo.” “Debemos actuar rápidamente. Estoy convencido de que el enfoque gradual del apoyo de las Naciones Unidas puede revertir la alarmante y creciente tendencia de la violencia de las pandillas." Mientras, una de las principales ONG que operan en Haiti recién ha señalado que “Haiti es una olla a presión a punto de volver a estallar y los ultimos recortes en ayudas al desarrollo del presidente de los EEUU y su decisión de expulsar a los emigrantes haitianos pueden ser la gota que colme el vaso.” Aparenta que la actitud de EEUU hacia Haiti hoy día es inmisericorde.Captura-de-Pantalla-2025-03-02-a-las-10.54.22-a.-m-728x450

Las tropas de Kenia comenzaron a llegar en junio pasado, pero solo han llegado 600 soldados de los 2,000 prometidos. (Otras contribuciones de Jamaica, Bahamas, Guatemala y El Salvador son pírricas.) “La misión de imposición de la paz en Haití de 1994 contó con 20.000 efectivos, y la fuerza de la MINUSTAH en 2004 estuvo compuesta por 6,400 soldados y 1,700 policías.” Ese contingente duró 13 años y tuvo un costo de unos US$7,000 millones, de los cuales EEUU financió un 28%. Hoy el contingente que debe crearse para aplastar a las pandillas debe ser de varios miles de soldados y policias.

Según varias fuentes, lo que previene la llegada de las tropas faltantes es la falta de los recursos para pagar sus sueldos. El despliegue de 2,000 tropas kenianas en Haití tendría un costo estimado de aproximadamente US$480.6 millones. La principal fuente de financiamiento para esta operación sería Estados Unidos, que anterior a la llegada de Trump había comprometido US$300 millones para apoyar la fuerza multinacional liderada por Kenia. “Sin embargo, el costo anual total de la misión oscila entre 500 y 600 millones de dólares, por lo que EEUU ha instado a otros aliados a contribuir con fondos adicionales para cubrir el déficit.”

Asumir que el despliegue de las tropas necesarias logre resolver la pacificación es una presunción peligrosa ante el alegado fracaso de la MINUSTAH. Sin embargo, la única manera de lograr la pacificación es enfrentando a las pandillas y doblegando a los miembros de la elite haitiana que las sustentan. Por eso el problema de la falta de los recursos para financiar las operaciones militares exige urgente atención tripartita. Es en esa colaboración donde los esfuerzos deben centrarse.

Por razones históricas bien conocidas, la Republica Dominicana no puede aportar tropas para el empeño de pacificación. Tampoco puede usar sus propias fuerzas armadas para invadir a Haiti y restablecer la seguridad ciudadana. Y mucho menos puede ofender al orgullo nacional haitiano ofreciendo orquestar y monitorear las necesarias elecciones. En consecuencia, la única participacion dominicana que permite la situación es la de hacer una contribución al financiamiento de las tropas extranjeras. Un aporte nuestro contribuiría a viabilizar la solucion.

Por supuesto, nuestras estrecheces presupuestarias no nos permitirían hacer una contribución muy significativa. Aun si solo fueran dos o trescientos millones de dólares la misma estaría fuera de nuestro alcance. Pero lo que si puede hacer nuestro pais es, junto al gobierno haitiano, solicitar un financiamiento de las agencias multilaterales (BID, Banco Mundial, FMI) como un préstamo de desarrollo con términos muy concesionales. La comunidad internacional de las tres potencias mencionadas influiría para que ese préstamo se concediera. Y los dos gobiernos de la isla se pondrían de acuerdo en la medida en que cada uno otorga el aval y asume compromisos de pago.

El problema haitiano no es dominicano, pero a nosotros nos afecta como si lo fuera. El presidente Abinader puede tomar la iniciativa y convocar al presidente del Consejo Presidencial de Haiti para que, más allá de lo convenido en aquella declaración conjunta del 2021 entre el y el fallecido presidente Jovenal Moise, se concrete un acuerdo para buscar el financiamiento de las fuentes sugeridas. Lo ideal es que los respectivos ministros de Hacienda encaminen urgentes diligencias en ese sentido ante los paises de la comunidad internacional que pueden viabilizar esta fórmula. Y ojalá y la X Cumbre de las Americas a celebrarse en noviembre del presente ano respalde con contundencia esta nueva estrategia. Lo que nunca se ha hecho es buscar fórmulas tripartitas y con esta fórmula se concretaría la colaboración.

Juan Llado

Consultor económico

Con entrenamiento universitario en los campos de la psicología, las ciencias políticas, la educación y la economía, obtuvo títulos universitarios en EEUU y se desempeña actualmente como consultor económico y articulista. Su experiencia de trabajo ha sido diversa, incluyendo misiones de organismos multilaterales y gerencia de proyectos internacionales. El principal hobby es la investigación y las tertulias vespertinas en el Centro Histórico de Santo Domingo. Aunque no partidarista y un libre pensador, ha abrazado últimamente la causa de la alternancia en el poder como requisito cumbre para fortalecer la democracia dominicana.

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