Queremos iniciar este artículo, haciendo la pregunta que lleva como título esta investigación ¿Es factible una planta de energía nuclear en República Dominicana?
La demanda de energía eléctrica en República Dominicana, es creciente, además del potencial que tenemos para exportar energía eléctrica a países del área, no es difícil pensar en la posibilidad de la instalación de un reactor nuclear en Republica Dominicana, sobre todo que este tipo de tecnología va mejorando con el pasar del tiempo.
Además, cabe considerar que, es una de las más limpias, lo que apoyaría al plan de descarbonizar las fuentes de energía, la posibilidad de una planta de energía nuclear en República Dominicana ha entrado en la conversación nacional, en diversos sectores afines. Pero, ¿Puede ser factible ejecutar un proyecto de este nivel?
Aunque la matriz energética de RD esta diversificada, es el gas natural, energía eólica, fotovoltaica y carbón, las principales fuentes de producción, la demanda sigue aumentando, especialmente por el crecimiento urbano y la industrialización.
Sin dudas, la energía nuclear se presenta como una alternativa de mejora, por sus bajas emisiones de carbono y operación sin interrupciones.
En el aspecto técnico, la instalación de un reactor nuclear, presenta varios retos importantes. Un proyecto de esta envergadura, requiere altos estándares de seguridad, una infraestructura robusta y la geología del terreno a ser construido debe ser estable.
Recordemos que, la Isla de La Hispaniola, está ubicada en una zona sísmicamente activa debido a la interacción de las placas del Caribe y Norteamérica, lo cual representa un reto significativo para este tipo de instalaciones.
Pero, cabe indicar que, países como Japón, a pesar de ser uno de los territorios con una de las zonas con mayor actividad sísmicas del mundo, han desarrollado plantas nucleares seguras. Por supuesto, este tipo de punto técnico, incrementa de manera significativa los costes de diseño, construcción y operatividad del reactor nuclear.
El costo de una planta nuclear, a la tasa del dólar actual, que ronda los RD$59 pesos por dólar, estaría entre 6 y 10 mil millones de dólares, con un tiempo estimado de construcción de 8 a 12 años. Para un país como República Dominicana.
Sin dudas que, una inversión de esta envergadura, es enorme para un país como RD, y habría que buscar financiamiento externo, probablemente a través de asociaciones público-privadas o acuerdos con gobiernos extranjeros con el conocimiento y experiencia en este tipo de proyecto.
Es portante señalar que, por el avance de esta tecnología, ya existen unidades de reactores compactas cuyo coste es significativamente menor al de estas grandes plantas y es importante evaluar su factibilidad y determinar que es más conveniente para nuestro país.
RD tendría que crear una estructura o contratar personal altamente calificado, además de establecer un organismo regulador que trate temas sobre energía nuclear, aparte del Ministerio de Energía y Minas. Esto implica inversiones a largo plazo en educación sobre el tema, pero también en gobernanza.
Debemos señalar que República Dominicana es signataria del Tratado de No Proliferación Nuclear, pero tampoco cuenta con un marco regularizo. Un primer paso obligatorio sería la creación de imitaciones regulatorias y la creación de legislaciones específicas.
Muchos expertos sugieren que, debido a la complejidad de los reactores nucleares, República Dominicana, debería seguir fortaleciendo sus inversiones en la diversificación y la ampliación de la capacidad de producción de las energías renovables, Estos sistemas, aunque intermitentes, son más accesibles financieramente y se alinean con el perfil climático y geográfico del país.
La implementación de reactores nucleares en RD, enfrenta barreras geológicas, institucionales sociales y financieras, aunque es posible técnicamente. República Dominicana, debe evaluar si el rumbo hacia la diversificación en reactores nucleares está alineado con nuestra realidad en cuanto a nuestras prioridades como nación. Sin embargo, una matriz energética de producción más limpia, con un mayor nivel de diversificación y respaldo, seguirá siendo una necesidad que no debe abandonarse.
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