Existen muchas razones para criticar y cuestionar los partidos políticos dominicanos: los permanentes escándalos de corrupción, clientelismo, la búsqueda de beneficios privados, la centralización de las élites políticas, la falta de democracia interna y, en particular, por su incapacidad de darle un sentido a la política que fortalezca la esfera pública, la participación ciudadana, la justicia social y la construcción de una sociedad más justa.
A pesar que los partidos están muy mal valorados, entendemos que, para fortalecer la esfera pública, propiciar una democracia participativa y, construir una sociedad dominicana más justa, los partidos son necesarios, pero tienen que transformarse. En ese sentido, en estos artículos, nos preguntamos: ¿Cuál ha sido la trayectoria del sistema de partidos que ha llevado a los ciudadanos a esta relación de encanto-desencanto con los partidos? y, ¿cómo construir los principios ideológicos, la filosofía pública, que produzcan el re-encanto de los partidos con los ciudadanos?
Modernamente, los partidos son definidos como organizaciones políticas, fundadas por ciudadanos voluntarios que comparten una identidad ideológica, una filosofía pública y, buscan participar en la esfera pública mediantes cargos públicos. De forma tal, que los partidos son instituciones necesarias en el sistema democrático, porque permiten la representatividad social, la competencia electoral, el dialogo democrático, la alternabilidad del poder político y, proveen de sentido la actividad política de los ciudadanos.
Los partidos se caracterizan por compartir una cultura ideológica, principios filosóficos de como organizar la vida pública, una estructura institucional que se expresa en las posiciones, disposiciones y toma de posiciones de los actores políticos profesionales en una coyuntura determinada. Pero los partidos políticos no son homogéneos, tradicionalmente se diferencian a partir de la distinción de izquierda, derecha, centristas, liberales, conservadores, reformistas, republicanos, comunistas, revolucionarios, es decir que representan una diversidad de imaginario sobre el poder, el campo político y, la sociedad.
En términos ideales, las instituciones partidarias se caracterizan por: primero, tener una ideología política que hace posible la identidad, la integración y diferenciación de sus miembros. Segundo, por tener una estructura organizacional que puede ser centralista, autoritaria o democrática. Tercero, por tener cuadros de activistas profesionales, actores y dirigentes políticos que se comprometen con las ideologías y las luchas del partido por el poder político y, cuarto, contar con una base social de seguidores que, por tradición, valores, seducción, racionalidad y/o emoción, creen en los principios ideológicos del Partido.
De manera que, a partir de estas variables: ideológica, institucional, actores políticos profesionales y, la base social de sus seguidores nos interesa interpretar la trayectoria (de encanto y desencanto) de los partidos políticos dominicanos, desde el final de la dictadura hasta la actualidad.
Con el vacío de poder dejado por el ajusticiamiento de Trujillo en 1961, se produjo una reconfiguración del sistema de partidos. El Partido Dominicano fundado por el dictador se desmanteló y, se estableció el moderno sistema multipartidista, a través de la representación de tres grandes fuerzas: Primero, se organizó un bloque autoritario-conservador, compuestos por las élites militares y burocráticas trujillistas, que pugnaban por su permanencia en el poder del Estado. Segundo, un bloque democrático-liberal, formado por los nuevos partidos políticos anti-trujillistas, que luchaban por la democratización de la sociedad, vía los procesos electorales y la reforma política. Tercero, se fortaleció el bloque socialista-izquierda compuesto por partidos que buscaban ampliar las libertades políticas y la justicia social por medio de las luchas armadas y la revolución socialista.
Con el vacío del poder, dejado con el ajusticiamiento de Trujillo, un sector político de clase media y empresarial, se organiza bajo el liderazgo de Viriato Fiallo en el Partido la Unión Cívica Nacional (UCN). Los grupos obreros y populares se identificaron con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), dirigido por Juan Bosch y, los grupos populares, profesionales y estudiantiles urbanos más radicalizados se organizan alrededor del Movimiento Popular Dominicano (MPD), encabezado por Máximo López Molina y, Maximiliano Gómez, el moreno y, el grupo 14 de Junio (1J4), liderado por Manolo Tavárez Justo.
Los ideales y principios filosóficos que daban sentido a los partidos políticos, la sociedad civil, los movimientos sociales y la participación de los ciudadanos, giraban alrededor de los valores democráticos republicanos, del populismo latinoamericano y del socialismo. En particular, los partidos políticos y sus liderazgos adquieren sus encantos y conectan con los ciudadanos en las luchas por la democracia, en contra los remanentes de la dictadura y, la falta de libertades públicas.
Durante los doce años (1966-1978), el sistema de partidos en la República Dominicana estuvo marcado por una distinción: El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), liderado por Joaquín Balaguer, como partido hegemónico, gobernante. El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), dirigido por Peña Gómez, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) encabezado por Juan Bosch y, el bloque de partidos de izquierda en la oposición.
En este contexto, marcado por la influencia de la revolución cubana: el castrismo, el guevarismo, maoísmo, la guerra de guerrilla, la guerra fría a nivel mundial y, la fuerte oposición entre las ideologías del capitalismo vs., socialismo, entre la izquierda y la derecha, se produjo una intensificación de los conflictos ideológicos en el campo político.
Aunque existían otros partidos políticos en la oposición, el PRSC fue el partido en el gobierno durante los doces años, mediante el cual Joaquín Balaguer, apoyados por grupos militares, religiosos y empresariales, mantuvo un control sobre las instituciones políticas y los procesos electorales. En esta coyuntura, la competencia electoral era limitada y, las elecciones fueron denunciadas por fraudulentas y manipuladas.
Los partidos como el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), enfrentaron persecuciones, represión para limitar su influencia y participación política. La oposición política, en particular de la izquierda, tuvieron que operar bajo condiciones de clandestinidad, represión, las amenazas del exilio y/o la desaparición física.
A lo largo de este período de los doces años, figuras como Juan Bosch, fundador del PRD y presidente del partido hasta 1972, José Francisco Peña Gómez y varios dirigentes de izquierda, jugaron un papel clave en la oposición de los gobiernos de Balaguer y, las luchas contra el autoritarismo, el patrimonialismo, la corrupción y el clientelismo. Desde sus orígenes, el PRD se identificó con los valores y, principios políticos progresista socialdemócrata que aboga por una mayor igualdad, por un Estado social que garantice las libertades públicas y mayor justicia social.
El PLD, abogaba por una transformación más profunda de las instituciones políticas, por un neo-marxismo, una dictadura con respaldo popular que fortaleciera la participación del Estado en la redistribución de las riquezas, las luchas por la igualdad, la equidad y la justicia social en los sectores pobres y populares.
Mientras que, los partidos de Izquierda, a pesar de sus diferencias, organizaban su identidad y sus prácticas políticas a partir de los principios e ideales de la filosofía política marxista.
En esta coyuntura, se formó también una esfera civil comprometida con la solidaridad y la ampliación de la esfera pública, se incrementó la participación y movilización de las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación, los movimientos sociales y los ciudadanos, influenciada muchas veces, por la política emancipadora neomarxista.
En ese sentido, frente al autoritarismo de los doces años, el encanto de los partidos políticos de oposición adquiere sentido a partir de las luchas por la democracia, los ideales del socialismo, la socialdemocracia, la justicia social y la búsqueda de una sociedad más justa.
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