Zoe Saldaña es una  super estrella, que nació pobremente en Passaic, New Jersey, Estados Unidos de Norteamérica, en 1978. De madre boricua y padre quisqueyano, pero este falleció en un accidente automovilístico, cuando ella tenía 9 años, dejándola huérfana junto a dos hermanitas. Por la tragedia y la crisis económica y del duelo; su madre la envió a República Dominicana, donde su familia paterna; y aquí inició clases de danza y ballet, mientras trabajaba en factorías durante días y noches.

Años después, su madre se casó con otro dominicano y regresó a Zoe a Nueva York, donde comenzó su carrera artística en los teatros de Broadway. De ellos, escaló a estudios de televisión y  cinematográficos de Hollywood, en Los Ángeles. Inicialmente actuó en series de televisión y afortunadamente la eligieron para actuar, en tres de las películas más taquilleras de la historia del cine. Y este año  trabajó en Emilia Pérez, un "narco musical" que le valió los premios, Globo de Oro, de la Crítica Cinematográfica y del Sindicato de Actores, y en la que conquistó el Óscar como mejor actriz de reparto.

Este Óscar no se lo regalaron gratuitamente, ella se lo ganó por su talento, disciplina, esfuerzo y  perseverancia; por su brillante participación en aquella película, que aborda temas sensitivos como el narcotráfico, el cambio de género, la corrupción y  desapariciones. Y en la que hace el papel de una abogada que actúa, baila y canta en español como su lengua materna.

Al recibir el codiciado premio, en una majestuosa ceremonia transmitida al mundo, pronunció unas palabras que resonaron en la comunidad latina o hispana, al decir: "Soy una hija orgullosa de padres inmigrantes. Soy la primera estadounidense de origen dominicano en recibir un trofeo de la Academia, y sé que no seré la última."

Estas palabras fueron recibidas por los hispanos y, particularmente  los dominicanos como  otro gran premio, tal vez como un Premio Nobel. Posiblemente porque  provenían de una mujer negra, caribeña, de origen humilde, casada y entonces madre de tres hijos, que  reafirman su compromiso con la vida y la unidad familiar.

Este Oscar y sus palabras resaltan a los latinos en medio del clima de temor que viven los inmigrantes en Estados Unidos. Resaltan la marca país o imagen de República Dominicana, como un pueblo de gentes trabajadoras  que realizan aportes importantes a la humanidad. Resaltan, especialmente a dos mujeres. A su abnegada madre, y a su visionaria abuela paterna, quien le enseñó la influencia del idioma español en el mundo, y le insistía en que lo aprendiera correctamente. Y revelan, una vez más el poder transformador del arte y la literatura,  como técnicas de supervivencia para sus creadores individualmente y para los pueblos globalmente.

Por tales causas y razones, gratitud infinita a Zoe Saldaña al exaltar tan gloriosamente a los dominicanos y a toda la comunidad hispana. Y ahora, le toca al pueblo y al Estado dominicano, rendirle los homenajes que le corresponden.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván

William Galván

Profesor de psicología y antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Investigador académico y consultor de empresas.

Ver más