Con la promulgación de ese Código Penal se consuma una derrota política para el gobierno y su partido, se produce una irremediable fractura entre éstos y un número significativo de segmentos de la sociedad civil. Todo abandono de una oferta programática electoral desde el gobierno constituye una derrota política, tanto por el hecho en sí, como porque provoca una ruptura con importantes sectores que hicieron posible su ascenso al poder y además, en este caso, porque asume una posición contraria a la mayoría de la población sobre ese tema para tomar la de una minoría cerril. Se cierra una fase del proceso y se inicia otra: la aplicación práctica del Código, con sus aciertos y desaciertos que mantendrá vivo el debate. Se abre el tiempo de las consecuencias que esto tendrá para el futuro de esta sociedad.
Como se sabe, el debate sobre esta cuestión ha estado en la palestra pública durante más de dos décadas, siendo en esta la última donde alcanzó su máxima tensión. Estuvo entre las muchas demandas sociales y políticas enarboladas por el abanico de fuerzas constituidas en movimiento contra de los gobiernos del PLD durante sus dos últimos años, y que fueron puntales claves para llevar al poder a la actual mayoría política en las diversas instituciones del Estado. En ese sentido, un Código Penal que contemplase las tres causales fue una demanda que, según algunas mediciones, concitaba el apoyo de más tres cuartas partes de la población. Ese sentimiento fue recogido por el PRM como una de sus propuestas programáticas. Que una vez el en poder la abandonara, debe tener consecuencias.
Ello así, porque una significativa cantidad de organizaciones políticas, sociales, gremiales, eclesiales y de singulares individuos que coincidían con el PRM en esa propuesta que se expresó en votos para ese partido, hoy día lo enfrentan por no ser coherente con una oferta programática para ellas indeclinable. Difícilmente se puede entender que un partido, contrario al sentir de tres cuartas partes de la población, vote la posición conservadora de su principal adversario electoral, la FP, y de dirigentes eclesiales que son minoría entre su propia feligresía y, además, vote por la posición de sectores políticos ultraderechistas ultra minoritarios de matriz trujillista. Y es que el PRM, al no haber entendido ni entiende el significado de la coyuntura que lo hicieron poder y ha abandonado sus raíces y con ellas la brújula.
Por eso, algunos afirman que el discurso de campaña electoral de ese partido para los próximos comicios del 2028 será coincidente con el del FP en la búsqueda del voto; que ampos competirán por llevarse el baldón de cuál es más bronco en su posición sobre la cuestión migratoria. El contenido del discurso de algunas figuras del PRM en su permanente referencia a la frontera, demuestra que han perdido el sentido de la historia del país y de su propia historia. Olvidan que allí se produjo el holocausto del 37… La discusión del Código Penal y el tema migratorio con relación a los derechos humanos, básicamente, han consumido gran parte del tiempo del gobierno, manejándolos en sostenida confrontación con instituciones, individuos y colectivos defensores de derechos humanos con los cuales ha tenido importantes coincidencias en la última década.
No puede decirse que la promulgación del Código Penal constituye una derrota para las individuales y las colectividades de diversos signos que lo adversan. Todo lo contrario, mantuvieron una militancia que en formas y contenidos les ha permitido elevar su voluntad de lucha por los derechos ciudadanos en todas sus expresiones, porque han contribuidos a evidenciar las inconsecuencias de importantes sectores de nuestra clase política. También, porque esos sectores que con sentido de responsabilidad enfrentaron esas inconsecuencias habrán elevado su nivel de conciencia sobre cómo y para qué participar en elecciones. De todo tipo.
En realidad, la cantidad y calidad de las argumentaciones contra ese Código Penal demuestran que, con su aprobación, el gobierno y su partido sufren una derrota política. Lo es, porque ponen en evidencia el sometimiento de estos a las posiciones de su adversario político electoralmente más importante. Un absurdo. Porque sabiendo justa la oposición de la población a contenidos sustanciales de esa pieza legislativa, y que algunos de sus congresistas y miembros del partido en todos sus niveles también se oponían no supo actuar en consecuencia. Igualmente, porque a pesar de sus “144 soldados de la democracia” en la Cámara de Diputaos, no dieron una batalla frontal por lo que dicen creer. Por eso, difícilmente podrán hacer entender a la población que, a pesar de sus tantas expresiones de atrasos, la pieza contiene elementos válidos, cónsonos con la época.
Por consiguiente, una lectura en clave política de la aprobación de ese Código nos dice que después de esta autoinfligida derrota del PRM, el país no será el mismo. Los errores y omisiones cometidos en el manejo de este tema, al igual que en el migratorio, han provocado su ruptura con sectores estratégicamente importantes, quizás determinantes, para cualquier proyecto o coyuntura en lo que le resta de gobierno y/o para los resultados de las elecciones del 2028.
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