En la República Dominicana, la cobertura casi universal del Seguro Familiar de Salud (SFS) ha sido celebrada como un logro institucional significativo. Con más del 98% de la población afiliada a alguno de los regímenes del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), el país parece haber cumplido con la meta de garantizar protección sanitaria para todos. Sin embargo, esta cobertura formal contrasta con la realidad del acceso efectivo, porque la falta de personal clínico idóneo, especialmente médicos familiares, erosiona la capacidad del sistema para traducir derechos en atención, y prestaciones en resultados.
El espejismo de la cobertura universal
Según datos oficiales, más de 10 millones de dominicanos están afiliados al SFS, pero esto no garantiza el acceso real, oportuno, continuo ni resolutivo a los servicios. En amplias zonas rurales y periurbanas, no hay médicos disponibles con formación en atención integral, ni redes de apoyo clínico organizadas, lo que convierte la promesa del Catálogo de Prestaciones en un simulacro asistencial. La cobertura se vuelve nominal cuando el sistema no puede proveer clínicamente lo que financia administrativamente.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) lo ha expresado con claridad cuando expresa que “el acceso efectivo no depende solo del financiamiento, sino de la disponibilidad, competencia y distribución adecuada del personal sanitario” (OPS, 2022). La ausencia de personal clínico constituye, entonces, una violación estructural del derecho a la salud.
El costo de la ausencia
Así, la disponibilidad de médicos clínicamente capacitados es el determinante más crítico de eficiencia y valor en el gasto. Los estudios demuestran que los países con sistemas centrados en medicina familiar gastan menos, hospitalizan menos y logran mejores resultados sanitarios (Starfield, Shi & Macinko, 2005; Kringos et al., 2013).
La República Dominicana enfrenta un déficit alarmante, menos de 3 médicos familiares por cada 100,000 habitantes, cuando la OMS recomienda al menos 15–20 para asegurar una atención primaria robusta y resolutiva (OMS, 2021). En comparación, Brasil cuenta con más de 25, y Costa Rica con más de 30 por 100,000. Esta carencia alimenta la fragmentación del sistema, la saturación del segundo nivel y el gasto sin valor clínico.
En estos países los resultados son evidentes, muestran una mejora significativa de la adherencia terapéutica, se reducen hospitalizaciones evitables, y disminuye el gasto per cápita ajustado sin afectar calidad (Starfield, Shi & Macinko, 2005; Kringos et al., 2013).
La atención fragmentada, basada en especialistas desconectados, episodios aislados y soluciones verticales, es financieramente más costosa y clínicamente menos efectiva. En cambio, el modelo basado en médicos familiares articulados en redes comunitarias genera valor clínico, social y económico.
Eje clínico estratégico, no filtro burocrático
El médico familiar ha sido erróneamente reducido a una figura de triage o derivación en el primer nivel. En realidad, es un especialista con competencias clínicas para gestionar el 80% de la carga de enfermedad, coordinar longitudinalmente la atención y garantizar la integralidad del cuidado (WONCA, 2019). Su rol no se limita al acceso, sino que incide directamente en los resultados.
Los sistemas que priorizan la Medicina Familiar muestran mayor equidad y mejores indicadores de salud poblacional (Kringos et al., 2013). Ignorar su rol es ignorar la columna vertebral del sistema de salud moderno.
Riesgos estructurales de un sistema sin personal idóneo
Un sistema que financia servicios sin personal clínico disponible incurre en:
- Sobreuso de especialistas y procedimientos costosos.
- Aumento de hospitalizaciones evitables.
- Desconexión terapéutica y pérdida de continuidad.
- Gasto ineficiente y baja relación costo-beneficio.
Esto compromete directamente la sostenibilidad del SFS, cuyo modelo financiero basado en cápitas requiere de redes resolutivas en el primer nivel para contener costos y evitar derivaciones innecesarias.
Propuestas de la transformación estructural
- Reconocimiento normativo y funcional de la Medicina Familiar como especialidad transversal con capacidad clínica y gerencial.
- Condicionar la habilitación de redes contratadas por el SFS a la inclusión de Médicos Familiares capacitados y certificados.
- Implementar un per cápita ajustado por disponibilidad clínica efectiva, que premie redes con médicos familiares activos y seguimiento longitudinal de pacientes.
- Plan nacional de reconversión profesional para médicos generales sin formación especializada.
- Incentivos económicos y carrera sanitaria por zona geográfica, permanencia, desempeño e indicadores de salud poblacional.
El futuro y el capital humano
A 2025, la República Dominicana debe decidir si quiere un sistema de salud centrado en la fragmentación o en el valor. La decisión no es técnica, es política. Un Catálogo de Servicios sin médicos que los hagan realidad es papel muerto. Un per cápita sin personal clínico disponible es un fraude técnico y una cobertura que no resuelve, genera frustración, inequidad y pérdida de legitimidad.
El Médico Familiar no es un costo, es una inversión multiplicadora. Cada profesional incorporado al sistema reduce costos, mejora salud y reconstruye confianza. Sin clínicos, no hay derecho. Sin Médicos Familiares, no hay sistema y sin voluntad de reconfigurar esta base estructural, lo que tenemos no es un Seguro Familiar de Salud, sino una ilusión peligrosa.
Referencias
Kringos, D. S., Boerma, W., Hutchinson, A., & Saltman, R. B. (2013). Building primary care in a changing Europe. Copenhagen: World Health Organization, European Observatory on Health Systems and Policies.
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2021). Strengthening the health workforce to support universal health coverage and the Sustainable Development Goals. Geneva: OMS. https://www.who.int/publications/i/item/9789240031745
Organización Panamericana de la Salud (OPS). (2022). Situación del personal de salud en las Américas: desafíos y respuestas en el contexto de la pandemia por COVID-19. Washington, D.C.: OPS. https://doi.org/10.37774/9789275325146
Starfield, B., Shi, L., & Macinko, J. (2005). Contribution of primary care to health systems and health. The Milbank Quarterly, 83(3), 457–502. https://doi.org/10.1111/j.1468-0009.2005.00409.x
WONCA. (2019). The Role of the Family Doctor in Health Systems. World Organization of Family Doctors. https://www.globalfamilydoctor.com/
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