El desarrollo de los países es producto de las inversiones públicas y de las iniciativas particulares. Sin la combinación de estos dos factores no hay crecimiento económico ni bienestar en las naciones.
Si lo analizamos desde cualquier punto de vista, lo que estamos viendo con una simple mirada, en ciudades y campos, nos dice que es más que evidente que el país ha cambiado del cielo a la tierra.
Bastaría con encontrarnos en lugares conocidos, desde hace mucho tiempo, para ver que han sido transformados por el empuje socioeconómico.
La República Dominicana ha sufrido una verdadera transformación en un tiempo relativamente corto. Solo hay que comparar las estadísticas con relación a los demás países del área.
Las grandes, medianas y pequeñas obras que realiza el Gobierno, en todo el país, constituyen la base para desarrollar las fuerzas productivas y lograr las necesarias fuentes de empleos que impacten en la vida de los ciudadanos.
El Gobierno ha realizado grandes inversiones en las principales provincias y ciudades del país. Se pudiera decir que "hay lugares marginados". Sí los hay. Como siempre ocurre en cualquier parte del mundo.
Pero lo importante es que siga el proceso de inversiones y que se definan prioridades en la marcha. Los programas y proyectos sociales deben reforzarse en la agenda del Gobierno.
La transformación del país se evidencia en todas áreas del quehacer económico, social y cultural. Sólo habría que poner como ejemplos los grandes centros de salud del país y las nuevas empresas que se crean cada día.
Son muy pocos los ciudadanos dominicanos que tienen que trasladarse, como en el pasado, al extranjero para practicarse una delicada cirugía. Sin embargo, hay que seguir produciendo cambios en el sistema de salud pública.
Escuchamos con atención el discurso del presidente Luis Abinader sobre los logros de su gestión de Gobierno; mientras lo escuchaba, pasaban por mi mente informaciones, imágenes y hechos verificables del contenido de su discurso de rendición de cuentas.
Pensamos que el discurso del presidente recoge, a grandes rasgos, como en toda pieza de oratoria, la realidad como resultado de la gestión de su Gobierno en un período históricamente determinado, en áreas esenciales para el desarrollo nacional.
Es importante destacar el anuncio del presidente de detener la irregular, ilegal y brutal extracción de materiales de construcción de las Cuevas del Pomier y las zonas de amortiguamiento.
Esta decisión es un respaldo a la voluntad popular del país frente a uno de los actos más agresivos y criminales contra el medioambiente y la cultura. Aunque ya jamás podremos recuperar el patrimonio cultural de las cuevas destruidas.
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