Es arquitectura humana singular.
Es diálogo inclusivo de órganos,
dechado estético sin par,
comunión de huesos,
tejidos trenzados,
manos abiertas para dar.
El cuerpo es silueta diversificada
con neuronas que flamean como olas,
sistemas en interrelación sincrónica,
brazos que acogen con aromas
y voz de elegancia filarmónica.
Los pies, firmes y corresponsables.
Los ojos, con visión estratégica.
La cabeza, como faro pensante.
Las espaldas, con apoyo sin métrica.
Las arterias, como fuerza energizante.
El cuerpo es un don hermoso de Dios,
un tesoro con la fuerza del Espíritu,
un regalo con la gracia del infinito,
una obra de arte con destellos divinos.
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