En el año 2011, en el marco de la celebración de los 80 años del Colegio Santa Teresita, se puso a circular el libro Doña Lourdes, Maestras de generaciones. Memorias, coordinado por Sonia Read Hoepelman. En este texto se entrelazan las memorias familiares de la familia Roques Martínez con la creación del laureado colegio.
Según las memorias de la señora María Lourdes Roques, la institución educativa surgió por iniciativa de su hermana Manuela María (Minetta), que abrigaba de forma personal el deseo de tener un colegio, proyecto del que participaría toda la familia “que identificó en la enseñanza un quehacer noble y más que un quehacer noble, una obligación moral de compartir con otros los conocimientos adquiridos a fin de acabar con la pobreza que conlleva a la ignorancia”.[1]
Este deseo tomó fuerza con mayor firmeza a raíz del fallecimiento del padre Eurípides Roques. La economía familiar recayó sobre las hermanas y los hermanos mayores, quienes debieron hacer ajustes en sus actividades escolares y laborales con el fin de suplir económicamente la ausencia del padre proveedor.
Para abrir una institución educativa, contaban con poder establecerla en su propio hogar, como era costumbre en la época, ubicada en la calle Sánchez número 49, entre las calles El Conde y Arzobispo Nouel, sin embargo, necesitaban el mobiliario adecuado.
Es así como “irónicamente, la respuesta a ese dilema surgió precisamente de San Zenón, pues los instrumentos de enseñanza de diversos planteles educativos que la furia del ciclón arrastró hasta tierra de nadie habían sido transportados al suministro escolar del Estado con el fin de pasarles inventario y volver a darles uso cuanto antes. Sin perder tiempo Minetta se dirigió al gobierno respetuosamente y pidió que le fueran cedidos algunos de aquellos bienes maltrechos.”[2]
A raíz de la respuesta favorable, la familia en pleno se puso en marcha y quedó inaugurado el colegio bajo el nombre de Santa Teresita que había sugerido la madre de las Roques Martínez. La institución abrió sus puertas como un Kindergarten el 3 de marzo de 1931 con Minetta como directora y algunas de las hermanas como docentes: María Cristina Roques Martínez como maestra de canto, María Lourdes Roques Martínez como maestra de inglés, y como profesora de lectura y escritura Carmen Brea, quien posteriormente fue de gran ayuda económica para remodelar el futuro nuevo plantel que gracias al rápido crecimiento del estudiantado debieron buscar.

En 1942, el colegio se traslada a la calle José Reyes no. 26 donde anteriormente había funcionado el Instituto Salomé Ureña, que habían dirigido las hermanas Pellerano Castro a la muerte de Salomé, institución donde las hermanas Roques Martínez habían realizado sus estudios. Hasta el 1951 solo se impartían ocho cursos, año en que comenzó a impartirse el primero de bachillerato. Figuran como las pioneras: Lourdes Escobar, María Márquez, Mirtha Peña, Teresita Ferrúa, Vitalia y Marta Miura, Mirna Chávez, Milena Ceara, Carmen Despradel y la hija de Lourdes Roques: Atala Santoni.
En un tercer momento, el colegio se dividió en dos planteles, uno en la calle José Joaquín Pérez no. 10 y el segundo en la avenida bolívar no. 85. Figuraron como parte de los primeros graduandos: Annie Amell, Mayra Guzmán, José Ricardo Roques, Nora Guzmán, Eurípides Roques, Mirian Bergés, Ana Magdalena Canals, Ariadna Martín, Miguelina Dájer, José Ernesto Oviedo, Miguel Eneas Saviñón, Carlota A Vanderlinder, Altagracia Estela Sánchez Fiallo, Maritza Bergés, José Antonio Columna, Altagracia Pérez, Andrés Emilio Aybar, Ana María Fiallo, Ana Venecia García, Manuel Vela, Ana Marisela Martín, Violeta Ricart, Rosa Mercedes Rodríguez, Francisco Moisés de Soto, Ramona V. Fiallo, Carmen Rosa Prieto y Fohrest Rodríguez Ortega.
Roques fue fundadora y directora del Colegio Santa Teresita, se desempeñó como maestra en la escuela de Julia Henríquez y fungió como secretaria docente en la escuela padre Billini dirigida por Urania Montas y, posteriormente, por Gracita Álvarez. Sus memorias representan un valiosísimo aporte para la historiografía de la educación dominicana y para la investigación genealógica.
Un libro conmovedor cuya gestación se debe a un emotivo manuscrito que dejó escrito María de Lourdes a su hija Atala, donde narra su vida familiar y laboral, además de permitirnos como lectores comprender el origen y crecimiento de una familia dominicana que ha dado editores, revolucionarios y maestros.
[1] Read Hoepelman, Sonia, “Doña Lourdes, Maestras de Generaciones. Memorias”, Santo Domingo, 2011.
[2] Ídem p. 68.
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