Molesto y desafiante, Alfredo Pacheco, presidente de la Cámara de Diputados, dio un boche a la primera dama, Raquel Arbaje, y a sus hijas por firmar una carta crítica del recién promulgado Código Penal, aún en discusión en el Congreso la semana pasada.
En la partitura del boche, Pacheco exclamó que Luis Abinader estaba en la silla (presidencial) porque los 144 diputados perremeístas, “soldados de la democracia”, se habían fajado para ganar las elecciones.
No dudo que los diputados perremeístas se fajaran, pero Pacheco sabe bien que no ganaron simplemente porque se fajaron, sino por el apoyo de Abinader en el electorado. O sea, es lo contrario, Abinader los sentó en las sillas del Congreso.
Y hablando de legisladores, hago un paréntesis: da vergüenza ver muchos de ellos opinando en el Congreso y en los medios de comunicación. No saben articular ideas coherentes, ni pronunciar las palabras correctamente. Algunos son incluso vulgares y desfachatados. Por lo que veo, es el Congreso de menor calidad desde la transición de 1978. La pastora-sexóloga es la caricatura.
Los 144 diputados perremeísta no son “soldados de la democracia”. En cada ley aprobada han pensado en sus intereses y los de su gobierno, no en los intereses de la ciudadanía.
Por ejemplo, mantienen sus exoneraciones de vehículos, barrilitos, cofrecitos y bonos que tanto criticaron cuando eran oposición. Han aprobado muchísimos préstamos que eventualmente desplomarán la economía dominicana y hundirán en la pobreza a millones de dominicanos. Y ahora aprobaron un Código Penal que sentencia a muerte a muchas niñas y mujeres (entre otros males del texto) al no contemplar las tres causales, situaciones de excepción en que debería poder interrumpirse legalmente un embarazo.
La primera dama y sus hijas tenían derecho a expresarse de la forma que escogieran, independientemente de sus motivaciones. Son ciudadanas de un país donde se supone hay libertad de expresión. Pacheco, acostumbrado a manejar sus diputados como una manada se molestó con la disidencia.
Tal vez asume que Abinader es casi un muerto político sin posibilidad de reelección y se permitió exhibir su enojo, estableciendo un cordón de apoyo con sus diputados que sí aspirarán a repostularse. Por eso se enfilan.
Abinader, aún en la cima del poder, parece no darse cuenta de cómo lo traicionarán los mismos que lo auparon. Debería recordar al Hipólito Mejía de 2004, al Leonel Fernández de 2012 y al Danilo Medina de 2020. Al final aparecen judas con hachas por doquier.
El boche a la familia presidencial no fue ingenuo en quien lleva cinco años dirigiendo la Cámara de Diputados con férrea autoridad y aspira ahora a ocupar la secretaría general del PRM, para desde ahí incidir en quiénes serán los candidatos perremeístas en el 2028.
La política es despiadada y Pacheco hizo alardes. Su boche fue un desafío a Abinader, aunque todavía se crea tan poderoso como para renegar de sus supuestos principios democráticos, promulgando un Código Penal que cercena derechos humanos y asume que la vida de muchas niñas y mujeres dominicanas no vale un céntimo.
Compartir esta nota