"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo."
Nelson Mandela

En este tiempo de transformaciones constantes, uno de los desafíos cruciales es reconocer las oportunidades que emergen del cambio y responder con criterio propio. La resiliencia —entendida como capacidad de adaptación— resulta esencial tanto en lo organizacional como en lo educativo, especialmente en la educación técnica superior, donde los cambios son cada vez más veloces, desde lo social hasta lo ambiental.

Para comprender mejor esta afirmación, resulta paradójico que los métodos tradicionales —incluido el foco en la estabilidad a largo plazo y la expectativa de un futuro seguro— no hayan logrado responder eficazmente a situaciones inciertas y complejas. Según tal definición, este tipo de escenarios inestables, difíciles de anticipar y de alto impacto se conocen como entornos VUCA, donde la capacidad de adaptarse, innovar y liderar se vuelve indispensable. Mientras tanto, en términos de educación, como dijo Philippe Perrenoud, “la educación actual debe ir más allá de la simple transmisión de conocimientos”. Y algo similar infirió William Butler Yeats, en su célebre frase: “Educar no es llenar un cubo, sino encender un fuego”.

Es decir, dotar a los estudiantes de teorías no basta: necesitan herramientas para actuar con sentido frente a lo incierto. Ese es precisamente el camino que debe seguir la educación técnica superior. En este sentido, y dado que su flexibilidad y su enfoque basado en competencias le permiten responder en consecuencia a la transformación del mercado y la sociedad, es un pilar fundamental.

En otras palabras, formar personas resilientes ya no es solo un valor añadido deseable, sino una necesidad. Por un lado, actúa de manera formativa a lo largo del proceso de aprendizaje y, por otro, es sumativo en la medida en que se comporta como un proceso clave que puntúa al final. La resiliencia no es, por lo tanto, una sola habilidad, sino una combinación de destrezas: pensamiento crítico, gestión emocional, adaptación, creatividad y cooperación activa. En resumen, es una habilidad que se desarrolla con la práctica, la reflexión y el acompañamiento a lo largo del tiempo.

¿Cómo se relaciona esto con la educación técnica? Según Edgar Morin (1999), “enseñar a vivir es enseñar a confrontar la incertidumbre, lo inesperado, lo incierto, lo complejo”. Este principio aplica a todos los niveles del sistema educativo, especialmente en un nivel de sistema social y económico, es decir, a estudiantes, profesores y directivos. Por lo tanto, la educación técnica no puede centrarse únicamente en habilidades operativas; debe fomentar la introspección, la creatividad y la toma de decisiones autónoma. Perrenoud considera que el objetivo es “permitir a los alumnos el manejo de situaciones que no podremos prever, provenientes de contextos que no podemos anticipar”. Hoy la verdadera competencia no se da entre productos, sino entre modelos mentales, porque quien es capaz de desaprender y reaprender está en condiciones de liderar el cambio.

La historia de William Kamkwamba es una historia inolvidable. Una proeza verdaderamente extraordinaria. William fue capaz de cambiar el rumbo del viento en la dirección correcta, siendo apenas un autodidacta, enfrentándose a una sequía devastadora que cobró muchas vidas en su aldea, en Malawi. William, con materiales reciclados (literalmente: basura), pudo construir un molino de viento, electrificó la comunidad, salvando a muchas vidas.

El libro que describe cómo ocurrió esta historia se llama “El niño que domó al viento” —y claramente no estoy hablando de un niño común. Esta historia trata sobre cómo se pueden cambiar destinos e incluso preservar vidas con tan solo poner en marcha una educación técnica. En definitiva, eso, en esencia, es fomentar la resiliencia. Como Nelson Mandela dijo: “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo", y cuando esa educación es técnica, contextualizada y basada en competencias, su poder resiliente, innovador y transformador se multiplica.

Referencias

Senor, D., & Singer, S. (2009). Start-up Nation: The Story of Israel’s Economic Miracle. Nueva York: Twelve.

Matías Benjamín Reynoso Vizcaíno

Educador

Matías Reynoso Vizcaíno, abogado, educador y pastor evangélico. Iglesia El Multiplicador / Tácticas Legales E-17, oficina de abogados.

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