Porque: No soy una amenaza para ti, solo el espejo que refleja tu comportamiento.
Los conservadores no son
necesariamente estúpidos, pero casi
todos los estúpidos son
conservadores. S. Mill.
Imperdonable pretender olvidar que el hombre se ha desempeñado a través del tiempo sobre ciclos de maldad, cuál de ellos de peor magnitud, cosa esta de la que no nos hemos escapado. Nos horrorizamos por hechos ocurridos en La Segunda Guerra Mundial, pero que los de hoy -abierta o de manera camuflada- los sobrepasan por mucho y el tiempo transcurrido entre esos hechos no ha sido en busca de moderación entre las vicisitudes que se crean, si no, más bien, de estratagemas y pausas engañosas para que todas las miserias y ambiciones humanas volvieran a reagruparse.
En ese ínterin, hemos conocido algunos individuos que se las han dado de guapos, pero que, llegada la hora de la realidad, hemos visto cómo por la parte interior de las perneras de su pantalón se escurre el líquido delator de su miedo. Escuchar hablar de progreso, de institucionalidad, es lo mismo que escuchar hablar de engaños y triquiñuelas para encubrir los desmadres cometidos por estos “guapos”, fervientes creyentes de que todos los engaños que producen serán por siempre.
Me he estado ganando enemigos militares, policiales y ni hablar de políticos, porque -como dijo Platón- nadie es más odiado que aquel que habla la verdad y esta, monda y lironda, es solo una y es que ni estamos tan mal como dicen ni estamos tan bien como pregonan. Cuando me encuentro entre connotados “nuevos vengadores”, especialistas en elaborar teorías mostrencas, solo con el propósito de obtener algún tipo de interés personal, simplemente callo hasta que no analizo el tema en cuestión y solo entonces emito una opinión, si es que la hago.
Hay temas que se convierten en tabúes al paso del tiempo y la cantidad de enmarañamientos que utilizan para ocultarlos, o peor aún, justificarlos. Esto viene a colación con la abusiva huelga que hicieron los médicos por la cancelación de profesionales que de una u otra manera violaron las leyes establecidas para ser cumplidas por la clase médica y, la degradación por parte de las fuerzas armadas y la policía nacional de sus hospitales, que perdieron el norte y ahora -por más que intenten negarlo- se han convertido en toda una carga para el Estado, con médicos que apenas pasan por el frente de los referidos hospitales y que, además, hay que mantenerlos con unos absurdos rangos, ascensos y especialísimos.
Lo peor de esto es ver el cómo la dirección de estos hospitales ha sido abusivamente colmada por médicos que son protegidos de políticos o por un hilo consanguíneo con algún alto funcionario del gobierno y, no solo en este gobierno, ya que esto es una práctica que lleva años, algo así como “Ab urbe condita”.
Ha tal grado ha llegado esta situación, que el costo médico militar -a pesar del gobierno dotar a militares y policías de un seguro-, simplemente constituye un absurdo. Adicionándole a esto, que cuando un militar o policía va uno de esos hospitales, en la mayoría de los casos, van a parar a los consultorios privados de estos médicos. Y, como colofón, el día que sale de la institución, de igual manera se va a la calle totalmente desprotegido a menos que no lo hagan “Solidario”.
Y que no vengan con el sambenito de que todo el tiempo esto ha sido así, ya que sería una gran mentira, a pesar de que eso es lo que hablan la mayoría de los políticos quienes exprofeso olvidan, que solo hace unas dos décadas atrás, los hospitales militares eran mejor que cualquier clínica privada y por eso lo preferían hasta las personas con dinero y ni decir de los jefes políticos. Así de simple. ¡Sí señor!
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