En materia diplomática decimos que: muchas de las cosas que se dicen en privado, nunca se dirían en público. Mientras que un viejo aforismo reza que: en diplomacia cuando se dice sí, probablemente es no, y cuando se dice no, probablemente es sí. Esto solamente es comparable para descifrar los enigmas del amor y su inexplicable lógica.
Lo que presenció el mundo fue un hecho inédito, quedando atónito (shock en inglés), cuando el presidente Trump imputó graves acusaciones al presidente Zelenski, como decirle que: Está jugando con la tercera guerra mundial, ante la prensa mundial.
Si hoy hay una palabra que puede definir el resultado catastrófica de la reunión de esta semana es sencillamente: incertidumbre. El mundo entra es una espiral de incertidumbre que nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias a mediano o largo plazo.
La visita de Zeleski presuponía la firma de un acuerdo para la explotación de las Tierras Raras, donde ambos Estados obtendrían beneficios al cincuenta por ciento, sin embargo -fue y es una preocupación de Ucrania-, la seguridad después de un Acuerdo de Paz. Requiriendo que la misma esté expresada en el acuerdo con Estados Unidos, a los que el presidente Trump se niega, por entender que el propio acuerdo es una garantía.
Pero desde el punto de vista del Derecho Internacional, los tratados se firman y se cumplen de buena fe, por tanto, al no estar plasmado en el tratado, Ucrania no podría exigir a Estados Unidos seguridad y defensa porque no es parte del acuerdo.
La preocupación de Ucrania tiene legitimidad debido a que firmó con Rusia el Protocolo de Minsk 2014, que es un acuerdo para poner fin a la Guerra del Dombás, firmado por representantes de Ucrania, la Federación Rusa, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, pero Rusia lo rompió al reconocer Putin la independencia de Donetsk y Luhansk. Este Protocolo tenía el objetivo de poner fin al conflicto entre separatistas prorrusos y combatientes ucranianos que estalló ese año en el este de Ucrania.
Así las cosas, a primera vista se podría estar reconfigurando las relaciones trasatlánticas entre Estados Unidos y Europa. Parecería haber llegado a un punto donde Europa se quedaría prácticamente sola en el financiamiento y apoyo logístico a Ucrania, esto no es suficiente, porque se necesitarán quien supla el déficit del 40% del financiamiento que entrega los Estados Unidos, debido a la amenaza clara de Donald Trump, cuando le dijo a Zelenski: te quedarás sin nada en las manos.
En este escenario se impondría una acción políticamente inteligente de Ucrania, sería regresar cuanto antes a los Estados Unidos y firmar el acuerdo sobre Tierras Raras sin garantías de seguridad. Esto debido a que no es sostenible a largo plazo del financiamiento europeo, debido a la crisis económica que tienen economías tan importantes como la alemana.
Si bien es cierto que la Unión Europea tiene capacidades militares, no está en condiciones de hacerlo al margen de los Estados Unidos, debido a que muchos de los accesorios, equipamientos militares de alta tecnología requieren apoyo de los norteamericanos.
En el caso de Rusia tratará de apresurar un acuerdo con Trump, entregándole áreas para la explotación del petróleo y el gas, así como de las llamadas Tierra Raras; esto concomitantemente con el aumento de los ataques militares, asedio, bombardeo masivo sobre Ucrania, en un momento donde la desmoralización de las tropas tienen que estar alta.
En el largo plazo estaríamos viendo una redefinición, probablemente en términos de bloques, donde los Estados Unidos, China y Rusia pasen a decidir el tablero mundial. Llegado hasta aquí, Europa el único camino que tiene sería la de una unificación, una defensa común, y otorgarle a Ucrania el estatuto de miembro de la Unión Europea.
Pasado tres años de la guerra, Ucrania enfrenta su peor escenario, corre el riesgo de convertirse en un Estado tapón, atrapado estratégicamente por los intereses de las superpotencias. Increíblemente abandonado por sus propios aliados. El mundo está a al revés y la diplomacia también.
Compartir esta nota