Yo quisiera que Danilo Medina fuera militante de las ideas de  Kropotkin, sobretodo que asumiera el concepto de “ayuda mutua” que desarrolló ese gran anarquista.

Pero Danilo no es ácrata y no le puedo exigir que se comporte como tal.

El está empeñado en levantar este ‘estado’, eligió ser un presidente categoría ‘capitalista humano’, que empieza a navegar sobre las corrientes latinoamericanistas. Así intenta encontrarse con su pueblo.

Sé que es persona de buen corazón y ama la justicia posible dentro de su lógica del pragmatismo político tradicional y peledeista, es decir, que no incluye enfrentamientos con sus compañeros, pese a que esto le quita puntos a su creciente simpatía, “porque mantiene unificado su partido”(?).

Es fácil entender sus discursos, son bien estructurados, inteligentes y con lenguaje directo. Sus palabras más que ofrecer (que lo hace con elocuencia) comentan las acciones de su programa, el que ejecuta, hasta ahora, ‘caiga quien caiga’, mostrando su personalidad de hombre decidido y sin temor a nadie que atente contra lo que entienda malsano para la gran población.

“Cada maestro tiene su librito”, ha dicho el presidente hace días, en el suyo, al parecer, el castigo está conceptualizado de una forma especial

Me gustaría verle ejercer la justicia popular para ‘poner en su sitio’ a los malandrines que le precedieron en el poder, pero no le enseñaron a ‘tirar piedras’ a sus enemigos.

Pienso que el mejor apoyo que su gente ‘de adentro y de afuera’ pudiera darle sería respaldar sus acciones sin recortes.

Mas quienes militamos otras ideas más complejas, pero menos burocráticas, y que no incluyen la imposible democracia representativa ni el mentiroso estado de derecho, vemos a un presidente que viene a encontrarse y a caminar junto a la gran población.

Entonces, saludemos sus aciertos y mantengamos las denuncias contra los viejos y corrompidos funcionarios, constantemente, todos los días posibles, todas las semanas, durante todo el tiempo;  y sobretodo señalar al gran responsable de la debacle económica, Leonel “El Fraude” Fernández, de quien todavía muchos creen que ‘se la comió’ como presidente.

Levantemos las banderas de la libertad y denunciemos lo mal hecho, gritemos cuando alguien tome el camino equivocado, vayamos a las calles y plantemos mala cara a los funcionarios con tendencia blandengue. Si usted es de izquierda explíquenos qué significa, exponga sus ideas con claridad al conjunto de la ciudadanía y aproveche el tiempo para crear las organizaciones desde las cuales librar definitivas campañas por el cambio político, económico y cultural.

La permanencia de la conducta exhibida hasta ahora por Danilo, quien escucha y da cabida a casi todo lo que los sectores ‘vigías’ gritan en el ejercicio de su ciudadanía (4%, Bahía de las Aguilas, Barrick), es un camino para restablecer la confianza del discurso de un presidente muy particular, que muestra actitudes de servir a su pueblo como hicieron Juan Bosch (su maestro) y Don Antonio Guzmán, mientras le fue posible.

El valor de lo político en Danilo Medina, es que ha escuchado y caminado junto a su pueblo para la toma de decisiones sobre situaciones donde ha estado envuelto el patrimonio de todos nosotros. Pero más aún, aunque Medina sabe que ejerce el boschismo montado en un partido presidido por un balaguerista confeso, su práctica pudiera rescatar algunos conceptos del maestro fundador de los morados.

A ver ahora, qué hará Danilo para hacer felices a los pobres de esta media isla, sin pasar por el desdichado paternalismo y hasta reconstruir un PLD destartalado y herido en sus cimientes por la corrupción y el tigueraje político de la pandilla Fernández.

“Cada maestro tiene su librito”, ha dicho el presidente hace días, en el suyo, al parecer, el castigo está conceptualizado de una forma especial. Aunque no soy dueño de la paciencia de Medina, sí tengo ojos para ver que al hacerlo usted bien, su acción se convierte en pena para los farsantes. Dale Danilo, entonces.