“La cara un poco herida por el aire aldeano y el alma una torre llena de golondrinas”. Este breve poema titulado Autorretrato, publicado en Canto a las legiones de Trujillo y otros poemas (1959), (Ciudad Trujillo Editorial del Caribe, C. por A) y luego publicado como opúsculo como Granada rota (1960, es el poema que define mejor las relaciones del poeta consigo mismo, la sociedad dominicana de la Era y, por ende, a la cotidianidad citadina del día a día del poeta de Los Perros.

¿Por qué prevalece lo cotidiano cómo tema central en la poética de Juan Sánchez Lamouth? A saber, quizás por la vida del poeta, por como entendía e intuía escribir poesía en la que la intuición primaba. Los poemas dedicados a la ciudad (que él llama, aldea), a las calles, al paisaje estacional que influían sobre su estado de ánimo, gentes, sus oficios, los lugares como los cementerios, más los perros.

Al poeta Lamouth no se le conoce oficio sino la vida bohemia sin oficio en la que prevaleció la ingesta de alcohol, siendo las que determinaron socialmente y psíquicamente los temas de sus obras escrita en el fluir de sus vidas, por como andaba su “hambre” de insertarse en una sociedad que progresivamente lo iba rechazando, por la misma razón de su ascenso al alcohol, independientemente de la calidad de una que otra obra escrita, excepto los poemas dedicados a Trujillo y su familia, que son especies de carnada para su publicación de lo otros textos poéticos.

La evolución poética de Juan Sánchez Lamouth es un caos de sentimientos cruzados, del hombre poeta que quiere descollar en las letras de una ciudad o una nación con rasgos de segregación racial, que va desde su primer libro, Bruma, (1954) hasta, prácticamente su último libro, Pueblo y Sangre, editora La Nación, Colección “Tierra y Arado”, (1963), especie de libro de poema independiente y homenaje de personajes representativos y poetas de la época. Poemario escrito en busca de un nuevo aire tras la desaparición de Trujillo. Lo mismo podría decirse que Juan Sánchez Lamouth es un poeta por y desde la vocación irreverente a su imaginario psíquico y a la sociedad, la dictadura trujillista, en la que su obra se originó y desarrolló y uno de los temas de su obra y en la cotidianidad en que se desenvolvía el poeta. Muerto Rafael Leónidas Trujillo, escribió dos libros más de poesía y uno de ello se alzó con el premio Nacional de la Secretaría de Educación “Gastón Fernández Deligne”, el libro fue Sinfonía Vegetal al Juan Pablo Duarte (1964).

De ahí que, al resaltar la cotidianidad de su obra, nos estamos refiriendo a una forma de vida bien definida por su práctica, de “de estar tirado a las calles” no bien superaba la resaca del día anterior y empezar su “viacrucis” por la ciudad, siempre trajeado, tocando puertas para solicitar favores con lo poco que la época, sus ciudadanos, podía darles. Es la vida de un bohemio, penosamente, de un alcohólico, de ahí su estado emocional irascible,

“No soporto la angustia de estar lejos del vino

Por eso soplo mi canción en las hojas diminutas”.

Hasta el extravió de su reacción si al mostrar un poema se le hacía cualquier sugerencia, tal como lo resalta Mariano Lebrón Saviñón:

“Juan Sánchez Lamouth estaba enfermo de honda y angustiante melancolía. De ahí su tono de voz y pide vino. Su mal no tiene bizmas ni pócima; su mal no tiene cura. Tan solo su cantar”. (Historia de la cultura dominicana (1982), cuarto, edición Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Santo Domingo)”.

No hay dudas que nos encontramos ante un poeta surgido de las entrañas de la espiritualidad y la realidad social dominicana, con una sique muy de la época, anclado en su época y en sus circunstancias que le vio nacer, crecer y morir y en ese interludio ser un “rabo de nube” para con la vida que lo vio crecer, consciente de su autodestrucción.

De todos sus comentadores, el más sobresaliente es el novelista Marcio Veloz Maggiolo,  en Canto a las legiones de Trujillo (1959), libro importante dentro de su poética, porque recogen los poemas más celebrados del Juan Sánchez Lamouth y un pique contra los que los dejaron fuera del Álbum simbólico (1957), que paradoja de la evolución del poeta que esta vaya acompañada también de la caída de la dictadura al poco tiempo, resaltando en una de la secciones del libro, dedicada a los perros, con la que Lamouth se “identificaba”: “Juan Sánchez Lamouth, escribe Maggiolo,  conserva en su ardiente poesía un aliento triste y potente para que esta embarcación poética titula “Los perros”, surque sin miedo los mares del tiempo interminable. “Los perros” constituyen una de sus obras principales, ya la vez su libro de más unidad.” (pág. 118).

En ese mismo orden, Maggiolo resalta: “Juan Sánchez Lamouth tiene en su divino ser de poeta un magnifico don de captación, manifiesta las cosas sensoriales (fruto de su bohemia espiritual) unidas de una manera exacta con las cosas superiores”.

¡Señor! La humanidad
lleva un nombre que amarga como una almendra tierna.

Indudablemente que los poemas Los perros no han sido lo suficientemente estudiado, para dar con algunas claves de la poesía de Juan Sánchez Lamouth respecto a su vida cotidiana, siendo los mismos una separata de los Cantos a las legiones de Trujillo y otros poemas (, que son realmente los poemas que sirven de excusa para la publicación del libro como tantos otros.

Amable Mejia

Abogado y escritor

Amable Mejía, 1959. Abogado y escritor. Oriundo de Mons. Nouel, Bonao. Autor de novelas, cuentos y poesía.

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