Generalidades (I)

Los años siguientes a la guerra patria de abril del 1965 fueron el marco para aplicar el plan contra-insurgencia que diseñó el imperio para toda América Latina y que fue ejecutado por las fuerzas militares y policiales pagadas y obedientes al Departamento de Estado. En nuestro país la primera parte de este plan consistió en asesinar a los principales líderes y comandantes de las fuerzas constitucionalistas que enfrentaron a los “marines” y el extrañamiento de algunos jefes militares hacia misiones diplomáticas.

Una vez exterminadas o alejadas las figuras principales de la revuelta constitucionalista, se inició la segunda parte contrainsurgente, dedicada a destruir rebeldías y creencias en la juventud organizada en partidos y movimientos políticos, clubes deportivos y culturales de los barrios populares, además de ahogar económicamente a la UASD y reprimir sin ningún escrúpulo a sus estudiantes. Si usted quiere conocer algunos nombres de los jóvenes asesinados por la contrainsurgencia liderada por los esbirros del balaguerato, visiten el memorial del monumento a Los Palmeros, en el kilómetro 14 de Las Américas.

En los ‘70s la contrainsurgencia logró sembrar el desinterés por los valores patrios en jóvenes clubistas, impuso un régimen altamente represivo contra militantes de partidos de izquierda, contra universitarios y líderes sociales de cualquier espacio. Así fue que la calidad de las luchas sociales y políticas se fue perdiendo con el apoyo de un despiadado ataque cultural, a través de la radio, la prensa y sobretodo por televisión.

El gobierno balaguerista, ‘mecenas de la contrainsurgencia imperialista’, construyó instalaciones deportivas modernas a clubes destacados por su combatividad, enseñó los brillos del consumismo a sus dirigentes, cambió la palabra lucha por ‘hay que producir’, premió a los más obedientes y nos ‘ayudó’ a sustituir las incomodidades de la pobreza y la ausencia de sueños posibles con drogas, esto último llega hasta nuestros días.

Hoy, la contrainsurgencia es cuestión de mantenimiento, de vez en cuando la presencia policial aparece para recordar aquella vieja falacia de “velar por el orden” y en otras nos mandan al coronel Pimienta, al parecer un sobreviviente de la Escuela de Las Américas. Claro que en los barrios populares el asunto ya requiere de otros controles como llegar tipo ‘banda de vaqueros’, tirando al aire y “dándole pa’abajo” a quien se pare al frente. Eso si, nadie paga, nadie preso, todo bien y ‘que viva la pepa’.

Hasta ahí el plan de contrainsurgencia cosechaba su extraña ‘paz’. Pero según los últimos reportes “de la situación”, inexplicablemente apareció un ‘mojón’ en el sancocho. Asomaron conatos de una nueva revuelta que inició sin que ‘la autoridad’ se diera cuenta. Por un lado, en el barrio, a consecuencia de tanto levantarse a producir (capitalismo puro y consumismo), con el acelerador hasta el fondo para hacerse ricos y rápido (así prometían por radio y TV), entonces el negocito de los entretenimientos para la conciencia (droga, festivales, carnaval, ‘fiesta y mañana gallos’, etc.) ha crecido y sin control. Aparecen los ineficaces ‘intercambios’ que han hecho posible que los delincuentes se organicen en bandas más efectivas para defenderse de los ataques policiales.

 

Por otro lado, en la quietud que se vive donde todo está resuelto, algo ha incomodado a unxs jóvenes que se organizan para ejercer la ciudadanía como único compromiso social y político y rechazan los partidos tradicionales. Sus efectivos movimientos han involucrado adultos, medios independientes, artistas, deportistas y han logrado ganar pleitos al ‘status’ como la no instalación de una cementera en Los Haitises, el arreglo de una escuela abandonada en la capital, el 4% para la educación. También crearon el movimiento político “Vota Por Ninguno” a través del cual decenas de miles de jóvenes y adultos se abstuvieron de votar como respuesta a las caprichosas escogencias de candidatos del partidarismo en las elecciones congresuales del 2010.

En estos días lxs muchachxs también se manifestaron, fue contra el llamado paquetazo fiscal, pero sobretodo exigían al gobierno  investigar y enviar a la justicia a los funcionarios mañosos de los gobiernos de Leonel Fernández. Vociferaban justicia contra el dolo y la impunidad. Hubo numerosas y significativas protestas en Santo Domingo y otras ciudades. El gobierno y sus “intérpretes sociales” con sus aparatos de investigación e inteligencia han diagnosticado ‘cansancio’ entre lxs contestatarixs para explicar el silencio que ha seguido las protestas.

¿Se habrán cansado lxs muchachxs? Mas bien creo entendieron que los gobiernos, de acuerdo con el gran capital, no escuchan los cuestionamientos políticos de la gente sencilla y menos de jóvenes “riquitos”, así fuesen los más educados. Pienso que los perdieron si alguna vez les interesó contar con ellos. Ahora acumulan experiencias, se reorganizan, nadie sabe de sus fuerzas.

De lo que sí estoy seguro es que sus nuevas y creativas inteligencias se impondrán a cualquier fórmula contrainsurgente. Y vienen los años del real diálogo y solidaridad por los que nada tienen o vendrá el enfrentamiento a llenar con su sangre, y con su miedo en las madres arrebatarán al tiempo algunas vidas.

Y volveremos a mirar hacia atrás cuando caminemos por las calles, una pena, pero esta vez, seremos todos, gracias al adultocentrismo de los gobernantes.