El 6 de noviembre de cada año se conmemora el Día de la Constitución de la República Dominicana.  Nuestra constitución se fundamenta, según su Artículo 5, en el respeto a la dignidad humana y en la indisoluble unidad de la nación, suelo común de los dominicanos y dominicanas.

Es una pieza que ha permitido el buen desarrollo como comunidad organizada, estableciendo las bases que sirven de sostén a la superestructura de la nación.  Su promulgación se efectuó en el 1844, y este año en curso cumplió 181 años de existencia, lo cual nos hace sentir realizados por el país que tenemos.

Las naciones están formadas por ciudadanos de diversos orígenes, creencias y experiencias de vida. El amar la patria tiene que ver con el sentido de pertenencia de los individuos que la conforman y de aquellos que la idearon.

El sentirse parte de una nación ayuda a que un país, por pequeño que sea, se mantenga estable, unido y seguro.

Con el fin de garantizar una nación segura y preparada, el Artículo 260 de la Constitución plantea en uno de sus objetivos “organizar y sostener sistemas eficaces que prevengan o mitiguen daños ocasionados por catástrofes naturales y tecnológicas”.

Cuando se lee el texto en el artículo citado nos damos cuenta de que los constituyentes que dieron vida a la nación tenían conocimientos sobre el nivel de exposición del territorio a eventos naturales y antropogénicos.

Condiciones de múltiples amenazas que ellos intuyeron ponen en riesgo las vidas de los habitantes del territorio dominicano, tales como: sismos, ciclones, sequías, incendios y conflictos políticos sociales.

Hay que reconocer que la comisión que en el año 1844 redactó el proyecto de constitución que hoy sirve de guía, se propuso colocar en el cuerpo de ese importante documento, una parte que se refiere a la mitigación de riesgos y daños que pudieran ocasionar tragedias naturales o humanas.

Al colocar esas líneas en el documento máximo de organización y dirección de la nación, se aprecia el conocimiento que en materia de riesgos poseían los convocados a diseñar la constitución de la República y la necesidad de reducirlos.

Mitigar los riesgos existentes conlleva un proceso de modificación o disminución de las condiciones de peligros, evitando la creación de nuevos en el territorio.

Eso se logra con medidas de prevención adoptadas con antelación, con el objeto de conocer las amenazas, la exposición y la vulnerabilidad de las personas, los bienes y las infraestructuras.

Es interesante saber que los constituyentes conocían los riesgos a desastres del país, y que pensaron, además, dejarlos claramente estampados en la constitución.

Por esa razón, cada vez que se conmemore el Día de la Constitución Dominicana, la sociedad debe agradecer a ese grupo de valiosos ciudadanos que redactaron esas reglas fundamentales que rigen el Estado que hoy tenemos.

Bernardo Rodríguez Vidal

Psicólogo clínico

Subdirector Ejecutivo de la Defensa Civil Psicólogo Clínico, Maestría en Alta Gerencia y Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres.

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