A 25 años de estarse interviniendo la Ciudad Colonial es hora que los capitaleños formen un Consejo de Sostenibilidad de este territorio. Con funciones «craneadas» y formuladas respetando la gestión de rectoría territorial que ejecuta el Ayuntamiento del Distrito Nacional en uso de suelo y el Ministerio de Cultura en patrimonio histórico.

Se impone una ordenanza del Ayuntamiento que establezca como competencias de este consejo como las siguientes a manera de borrador: i) Formulación, desarrollo y actualización del Plan de Desarrollo del Centro Histórico, si lo hubiera; ii) animación de la gestión y administración del uso del conjunto de propiedades, edificios, bienes públicos y propiedades particulares de la ciudad colonial.
Igualmente, la iii) promoción, sostenibilidad y aseguramiento de la recuperación y revitalización de las propiedades, edificios y bienes públicos de la Ciudad Colonial en alianza pública y privada.
Asimismo, iv) seguimiento de la planificación y operación de iniciativas de seguridad ciudadana y de servicios públicos municipales que serán coordinadas con el Ayuntamiento; v) promoción del consenso y la movilización de actores sociales para implementar acciones; vi) identificación, preparación y ejecución de proyectos de sostenibilidad social y económica del desarrollo de la Ciudad Colonial; vii) fomento y facilitación de propuestas de empresas que permitan crear flujos económicos en el Centro, compatibles con preservación del patrimonio y su aprovechamiento racional.
Igualmente, viii) aseguramiento de un clima de seguridad y atracción para las inversiones privadas; ix) gestión de acuerdos e iniciativas para el desarrollo económico, social y cultural; x) diseño, mantenimiento y operación de la página web y las redes sociales; así́ como el impulso de estrategias de mercadeo urbano para atraer el turismo local e internacional; y xi) la formulación de normas y ordenanzas para regular las edificaciones existentes enfatizando en la preservación del patrimonio.
Las élites capitaleñas lo han recibido todo y por lo tanto no han pensado en esto. No necesitan planes estratégicos de desarrollo, ni muchas ordenanzas institucionales. Sus proyectos particulares de ciudad, siempre han vivido en el espíritu del ocupante de turno del Palacio Nacional.
El Consejo de Sostenibilidad de la Ciudad Colonial es el mejor espacio para darle racionalidad y explicación social a la retrasada restauración de la ciudad colonial. Que nunca tuvo un plan estratégico concertado de abajo hacia arriba si no una propuesta técnica y académica. Sin un plan integral previo, consiguieron recursos bien avalados. Hoy no se sabe para dónde va ese proceso.
La ordenanza de marras, debiera imponer que la Oficina de Ordenamiento Territorial (POT) del Ayuntamiento presente al Consejo de Ciudad Colonial, la propuesta de ordenanza que deslinde los límites geográficos de la ciudad colonial pues hay áreas que quedaron fuera en las anteriores delimitaciones, para su revisión y canalización al Concejo de Regidores del cabildo. Especialmente áreas del puerto de Santo Domingo y del otro lado del río Ozama
Asimismo, se impone que la estructura, roles y competencias institucionales del Consejo de Sostenibilidad de la Ciudad Colonial, sean establecidos por un Estatuto Orgánico coherente con la ley 122-05 a definir luego de dictada esta Resolución Municipal, dicha propuesta de estatutos debiera ser sometida al Concejo de Regidores para su definitiva aprobación.
Destacamos que, estatutariamente las experiencias indican que, mientras más entidades de la Ciudad Colonial participen de este Consejo, mayor será el ejercicio de la democracia, en especial, juntas de vecinos, sociedades artistas, pintores, entre otros.
En otros de los mandatos de forma creativa los regidores aprobaron crear el Fondo para el Desarrollo de la Ciudad Colonial administrado por este Consejo con partidas provenientes del presupuesto del Ayuntamiento, de las entidades del gobierno central, del sector privado y de las agencias de cooperación nacional e internacional.
Si el presidente Luis Abinader no hubiera transformado para bien, el curso de la inversión pública en Santiago y otros territorios nacionales, todavía seguiríamos igual. Con el Gran Santo Domingo de Guzmán recibiendo más del 50% de la inversión pública, aunque acumula solo el 35% de la población y alrededor del 3% de la superficie de la República Dominicana. Pero lo que hizo lo formuló y ejecutó de la mano del Plan Estratégico de Santiago y el equipo facilitado por quien suscribe.
La ciudad colonial tiene 1 km2. Es el primer asentamiento europeo formal y registrado en América, dado que La Isabela nunca adquirió esa connotación urbana, ni tampoco le otorgaron uno de los 15 escudos o blasones presentados por la Corona Española a las villas de la isla. Declarado en 1990 «Patrimonio de la Humanidad». Tiene préstamos del BID que alcanzan los 120 millones de dólares, más 3.2 millones de la Unión Europea.
El Ministerio de Turismo asume la gestión del proyecto. Preguntamos ¿es correcto implantar iniciativas de Estado, sin la debida participación interinstitucional?
Que ahora resurjan narrativas críticas sobre esa rehabilitación, se explica. Estamos ante una iniciativa de gran inversión financiera y escasa participación social. Menos aún, no se registran ordenanzas del Ayuntamiento del Distrito, para fomentar el involucramiento ciudadano.
Igualmente, estas edificaciones patrimoniales, no cuentan con el debido sistema de gestión y sostenibilidad que le aportaría el Consejo de Ciudad Colonial. Ni la Fortaleza Ozama (1502); menos las ruinas del Convento de San Francisco (1508); tampoco la Iglesia y Convento de los Dominicos (1510); nunca el Alcázar de Colón (1511), y quizás la Catedral Primada (1521). Cuando la inversión se vaya, el remozamiento podría volver a cero.
Los reclamos ciudadanos evidencian que vecinos, CODIA, universidades, Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y comerciantes no cuentan con un órgano formal que los incluya. Incluso en las conferencias que fui invitado a exponer sobre planificación estratégica, observé excluidos, a funcionarios claves.
A más de 26 años de iniciar la revitalización de la Ciudad Colonial, la realidad es que para la ciudadanía todo parece una historia sin fin. Los atrasos se suman a la ausencia de información verificable del avance del proceso. Visitantes casuales, turistas, vecinos, empleados y empleadores hacen malabarismos para transitar sin resbalar, entre construcciones, materiales, señalizaciones, trabajadores y maquinarias.
Deseamos que sea el célebre “nunca es más oscuro como cuando va amanecer”. Desde Idelfonso Cerdá (1867) el concepto «urbanismo», tipifica cualquier acto tendente al agrupamiento racional entre edificaciones y grupos humanos. Orienta metodologías para que las obras físicas, eleven las facultades físicas, morales y mentales de los seres humanos.
El urbanismo es una sumatoria de iniciativas con la facultad sociológica de concretar lo que Cerdá denominó creativamente como “felicidad pública”.
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