Con Gaza en el corazón. Por el fin del genocidio del pueblo palestino, por una paz verdadera.

Una lágrima es una gota de sal llena de emoción y quien mejor pintó ese instante, sin lugar a dudas, fue Michelangelo Merisi Caravaggio, quien nació en Milán en 1571 y se trasladó a Roma, la ciudad que le daría la fama, pero cuyos conflictos le arrastraron por caminos de violencia y desesperación hasta darle una trágica existencia de pasiones y muerte.

Caravaggio fue capaz de transmitir no solo por el realismo de sus trazos, sino por la complejidad de su representación, una emoción tan trágica como es el llanto y en especial las lágrimas.

Es la fuerza de la representación de la emoción más liberadora e intensa, que solo los humanos somos capaces de manifestar.    Los animales se quejan de dolor, pero el sentimiento y el llanto con lágrimas es exclusivo del ser humano.

El llanto está presente en el drama de la vida, en el dolor por la pérdida, a veces en la frustración, en la incomprensión, en la soledad… Es un sentimiento profundo de fuerza liberadora; no es debilidad, sino humanidad.  Es de los sentimientos el más humano que existe.

Esa fuerza de rabia que llevaba dentro su sombra, y que trasladó a sus pinturas con la utilización del claroscuro.  Lo impulsó a cometer un asesinato en 1606 y a tener que huir, con sus lágrimas y con su genialidad

Caravaggio con su pincel lo plasmó de manera transparente, con tal realismo que sentimos hondamente el dolor al observar cada uno de estos cuadros.

La representación del llanto en los rostros de gente de la calle es su legado magistral, pero también el espejo de las sombras que a él mismo lo acechaban, lo oculto que habitaba en su interior, como diría Jung.

Esa fuerza de rabia que llevaba dentro su sombra, y que trasladó a sus pinturas con la utilización del claroscuro.  Lo impulsó a cometer un asesinato en 1606 y a tener que huir, con sus lágrimas y con su genialidad… Falleció en 1610 y el arte perdió a uno de los mayores representantes del Barroco.

No debiéramos juzgar hechos de un pasado tan remoto con nuestros códigos morales actuales.      Una persona que fue capaz de transmitir tanto dolor con esa sensibilidad no puede ser un criminal.

Podía sufrir una incomprensión dolorosamente oculta, desconocida en aquel entonces. Caravaggio fue el incomprendido pintor del martirio.  Su obra es tan particular como el reflejo del dolor, como muy pocos artistas han logrado hacerlo.   Dicen algunos que transformó el Barroco; otros, que nació para destruirlo.

Esta época pictórica ultraconservadora y rígida, que no le perdono que utilizara como modelos a la gente más marginal, mendigos y prostitutas y su propia imagen como modelos de personajes bíblicos.

Una de sus obras magistrales es la de “David, que mira con compasión la cabeza decapitada de Goliat que la sostiene en la mano”. Esta pintura fue realizada entre 1606 y 1607; es una de las más famosas de este artista barroco italiano.

La pintura se llama “David con la cabeza de Goliat”.  La cara del Goliad decapitado era la del pintor Caravaggio.  Esta obra se encuentra actualmente en la Galería Borghese en Roma, Italia.

Su dolor y sus lágrimas son insuperables. Son las representaciones de la emoción más humana el llanto.

Clara Melanie Zaglul Zaiter

Doctora en Psiquiatría

Resido en Madrid de forma permanente desde 1999. Actualmente trabajo como Médica en la Consejería de Asuntos Sociales y Familia (COMUNIDAD AUTONOMA DE MADRID). Formada como Médica en UNIBE promoción 1996. Doctorada en Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid 2001. Alumna del Doctor Juan José López Ibor y Juan Coullaut Jáuregui. Desde la Psiquiatría paso al estudio de la Demencia y el Deterioro Cognitivo Precoz. Experiencia profesional en el área de Demencias sector asistencial en grandes dependiente para las actividades básicas de la vida diaria por más de 20 años.

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