Uno se pregunta qué está pasando con las personas que en otros tiempos fueron defensores de los derechos humanos, sindicalistas de izquierda o guerrilleros revolucionarios. En la actualidad se observa como algunos de estos personajes cambian para comportarse de una manera inhumana. En mis observaciones del movimiento magisterial en Oaxaca, México, he encontrado a personajes de izquierda como Enrique Rueda Pacheco que en 2006 aceptó un soborno millonario para traicionar a la Sección Sindical 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en México y a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, que se habían sublevado contra el régimen autoritario del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

Lo espeluznante es que este no es un caso aislado. En El Salvador Joaquin Villalobo, exguerrillero revolucionario, ofreció sus servicios al presidente Carlos Salinas de Gortari para buscar la forma de eliminar a los zapatistas a principios de los noventa. Se podrá decir que este tipo de comportamiento no es nada nuevo. Siempre ha habido traidores a su etnia, nación o partido político. Si embargo, en nuestro tiempo la vileza está llegando a extremos insospechados.

Cambio de habitués

Tengo la sensación de que vivimos la profundización de un cambio de época que en nuestra región empezó con el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile (1973). En ese entonces los sectores dominantes de Estados Unidos y Europa occidental iniciaron la denominada era neoliberal cuyo objetivo no era solo imponer un nuevo modelo económico, sino también cambiar nuestros habitués tales como los principios de solidaridad y buen vivir. A Chile se le se usó como experimento para transformar el país en una sociedad neoliberal, donde el individualismo y no la colectividad solidaria fuera el modelo de inspiración. La imposición del neoliberalismo a sangre y fuego inició un cambio de época en nuestra región, el cual ha llevado a que muchos pongan sus intereses individuales por encima de la comunidad. Hay una nueva mentalidad neoliberal en nuestra región y, parcialmente, este nuevo habitué nos ayude a explicar por qué algunos exdefensores de los derechos humanos, lideres izquierdistas y revolucionarios ahora se comporten como monstruos.

Los gobiernos progresistas en América Latina

Los gobiernos progresistas de las dos primeras décadas del siglo XXI promovieron políticas antineoliberales en respuesta a las demandas de múltiples movimientos populares. Las políticas sociales de estos gobiernos ayudaron a reducir el nivel de empobrecimiento, pero nunca se propusieron enfrentar los cambios culturales que el modelo neoliberal había impuesto en la región. En un momento determinado Frei Beto le comunicó al presidente brasileño Luiz Ignacio da Silva que no era suficiente darle de comer a la gente; había que educarles y explicarles por qué el gobierno tenía una política social encaminada a sacarlos del empobrecimiento en que el modelo neoliberal les había metido. En pocas palabras, era necesario crear un nuevo habitué cultural.

Hoy día los gobiernos progresistas de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, promueven políticas para sacar a millones del empobrecimiento.  En 2024, el Banco Mundial en se vio precisado a reconocer que durante la gestión de López Obrador 9.5 millones salieron del empobrecimiento gracias a políticas sociales antineoliberales. Por oposición al gobierno de Luiz Ignacio da Silva en Brasil, en la actualidad la gestión de Sheinbaum Pardo ha iniciado una serie de programas culturales encaminados a enaltecer la cultura nacional, reconocer los derechos sustantivos de la mujer, los indígenas y los afromexicanos, pero no parece que la política cultural de su gobierno cuestione los habitués neoliberales arraigados en la sociedad mexicana. Por ejemplo, la política en materia pedagógica se sigue tras las huellas del neoliberalismo y no se consulta a los maestros y las maestras sobre sus experiencias con un plan de educación alternativa.

Tanto López Obrador como Sheinbaum han nombrado como secretarios de Educación a funcionarios que no tienen una visión que vaya más allá del credo neoliberal. Mario Delgado, el actual secretario de Educación, promovió y consiguió que se aprobara la reforma educativa neoliberal en 2013 durante la gestión de Enrique Peña Nieto (2012-2018). Al igual que sus antecesores, Delgado carece de experiencia en materia educativa y, por lo visto, es un operador al servicio del Estado capitalista y no un educador interesado en promover una visión crítica del habitué neoliberal. La recomendación que hizo Frei Beto al presidente brasileño es válida para la presidenta mexicana: es necesario promover una visión crítica del habitué cultural neoliberal y no solo exaltar el pasado cultural del país.

No cabe duda de que la gestión de López Obrador y Claudia Sheinbaum ayudan a disminuir la desigualdad social y el empobrecimiento en México. Igualmente, el aparente retiro de la política de López Obrador, un político carismático sin precedentes en la historia nacional proporciona un gran ejemplo a los políticos progresistas de nuestra región y de esta manera contribuye a la “democratización de la democracia.” Sin embargo, el denominado humanismo mexicano es útil, pero insuficiente para orientarnos en las actuales circunstancias sociales y culturales en que vivimos en América Latina.

La Inteligencia Artificial como salida

El cambio de época en que vivimos nos hace preguntar si vamos rumbo a un precipicio o si las circunstancias sociales actuales nos están forzando a cambiar nuestra conducta hasta tal punto que no importe cuánto sufrimiento se le cauce a otros seres humanos. La denominada inteligencia artificial puede utilizarse para deshumanizarnos y ya se está usando para cambiar nuestros gustos y decirnos qué debemos o no debemos comprar. Solo hay que observar el fenómeno de Alexa, el robot a quien se le entrena y, a su vez, nos entrena para convertirnos en "buenos" consumidores. El próximo paso podría ser modificar nuestra forma de pensar llevándonos a un individualismo bestial donde no importe el daño que le podamos causar a los demás.

El gran reto para la humanidad

Lo más lamentable del caso es que el cambio de época en que vivimos nos afecta a todos y no solo aquellos que en otros tiempos fueron defensores de los derechos humanos, sindicalistas de izquierda o guerrilleros revolucionarios. Tenemos que interrogarnos para ver hasta qué grado el cambio de época en que vivimos está modificando nuestra conducta y forma de ser. Cabe preguntarse, asimismo, si los cambios tecnológicos e ideológicos actuales podrán cambiar, en cierta forma, la condición humana misma. En todo caso, esto dependerá de nuestra interacción con los robots y el desarrollo de la inteligencia artificial, la cual, hasta ahora, es limitada. Lo que si debe preocuparnos sumamente es como personajes y sociales pueden rápidamente pasan ser de ser palomas inofensivas a delincuentes peligrosos para la sociedad.

Emelio Betances

Emelio Betances tiene un doctorado en sociología por la Rutgers, the State University of New Jersey (1989) y se ha desempeñado como catedrático de sociología en la Universidad Autónoma de Puebla y la City University of New York (1982-1990). En 1990, funda el Programa de Estudios Latinoamericanos en Gettysburg College y lo dirige por 10 años. Luego se dedica a la docencia y la investigación sociológica. Sus publicaciones incluyen: State and Society in the Dominican Republic (Westview Press, 1995), En busca de la ciudadanía: los movimientos sociales y la democratización en la República Dominicana (Archivo General de la Nación, 2016), La Iglesia católica y la política del poder en América Latina: El caso dominicano en perspectiva comparada (segunda edición en español, Funglode, 2017) y, en colaboración con el Dr. Carlos Figueroa-Ibarra, compiló Popular Sovereignty and Constituent Power: Democray from Below (Palgrave/Mcmillan, 2016). En la actualidad, el Dr. Betances realiza una investigación sobre el movimiento magisterial en México.

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