En un acto de homenaje a Trujillo, el 16 de mayo de 1959, celebrado en el estadio Quisqueya con motivo de los 29 años de la toma de poder por Trujillo en 1930 Balaguer pronunció un discurso en que dijo: “sean cuales sean las sorpresas que el destino nos reserve podemos hallarnos seguros de que el mundo podrá ver a Trujillo muerto, pero no prófugo como Batista, ni fugitivo como Pérez Jiménez, ni sentado delante de la barra de un tribunal como Rojas Pinilla".

"El estadista dominicano es, afortunadamente para el honor de la República y para la seguridad de sus amigos, hombre de otra moral y de otra estirpe y si cae sabrá caer como el árbol cuando lo abate el rayo para convertirlo en cenizas, y no como el árbol cuando lo corta el hacha para que sirva de leña ignominiosa. Los hombres como Trujillo, cuando caen, saben caer con las manos en alto, empuñando en ellas el asta en que la bandera nacional despliega orgullosamente a los vientos la augusta grandeza de sus colores inmortales”, dijo.

Estas palabras las pronunció Balaguer dos años y catorce días antes del ajusticiamiento del 30 de mayo 1961 y con este enfoque rompió la doctrina de presentar a Trujillo como un ser eterno, perdurable por los siglos de los siglos. Vale señalar que los testigos de la presencia de Rojas Pinilla en el despacho privado de Trujillo dan cuenta de que Trujillo lo amonestó señalándole que era ridículo e insignificante como dictador teniendo que mendigar ayuda económica después de haber gobernado como dictador por varios años un país rico como Colombia. Por aquellos días ya Trujillo había perdido el apoyo de Estados Unidos y el presidente Eisenhower había enviado dos emisarios de su íntima confianza a nuestro país, incluyendo al poderoso senador por florida George Smathers. Trujillo decidió reunirse en privado con uno de ellos en el Hotel Embajador y con la sola presencia de don Cucho Álvarez Pina. Los historiadores señalan que uno de esos emisarios le planteó a Trujillo que la decisión del gobierno americano era que él abandonara el poder y se fuera a vivir a los Estados Unidos, con la garantía de que en esa nación viviría tranquilo y que, asimismo, podría trasladar sus especímenes favoritos de ganado bovino y equino (vacas y caballos). Además se garantizaría que su riqueza no sería expropiada.

Se ha que Trujillo respondió airadamente señalando que solo saldría del país estando muerto y que para ello Estados Unidos debería invadir el país con una gran flota de Infantes de Marina. En el tiempo en que estuvieron en el país los emisarios del gobierno americano Balaguer era presidente títere, razón por la cual de seguro Balaguer se enteró de la reacción de Trujillo ante los planteamientos de los emisarios del gobierno americano. Es decir, Balaguer sabía que bajo ningún concepto Trujillo se marcharía vivo del país, solamente muerto. Siendo conocedor de esa actitud de Trujillo ante los enviados americanos, Balaguer incluyó en su discurso aquella lapidaria expresión de que Trujillo no saldría vivo del país para convertirse en prófugo como Batista o fugitivo como Pérez Jiménez.

Resultaría valido suponer que la terminación del apoyo americano a Trujillo se debió en gran parte a que Estados Unidos no quería que se repitiera en República Dominicana lo que ocurrió en Cuba donde, al caer Batista, se instauró automáticamente la poderosa dictadura comunista de Fidel Castro. Es decir, que el retiro del apoyo a Trujillo fue una decisión tomada dentro de la doctrina geopolítica que tenía como objetivo manifiesto que ocurriera una segunda Cuba en el Caribe que forma parte del Backyard o patio trasero de Estados Unidos.

Debe destacarse que la Embajada de República Dominicana en Colombia ha tenido como sede lo que fue la residencia en Bogotá de Gustavo Rojas Pinilla y que Trujillo le compró a ese expresidente como forma de darle ayuda financiera en su exilio.

Eulogio Santaella

Ingeniero

Ingeniero. Fue administrador del Consejo Estatal del Azúcar y embajador en Washington. Profesor universitario. Empresario.

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