En muchos de mis artículos, cuando toco el tema energético, siempre insisto en que la única forma de resolver el gran problema de la distribución eléctrica es privatizándola.

No como la que ocurrió en 1998, cuando la privatización terminó con una empresa privada, llamada Unión Fenosa, controlando el 70% de la distribución y violando persistentemente sus compromisos contractuales.

Esta privatización se haría ahora con total transparencia, regionalizada y con la participación de inversionistas nacionales y extranjeros. No se eliminará de inmediato el subsidio del 1.2% del PIB, que ahora existe, porque el gobierno seguiría jugando un papel importante en garantizar el suministro de energía a los más pobres aun tengan un contador instalado en su hogar.

Se trata de desmontar el subsidio gradualmente hasta que su costo se aproxime a lo que el gobierno gasta en subsidiar los combustibles. O sea, en vez de 90 mil millones reducirlo a unos 15 mil millones.

Leí un artículo de Andy Dauhajre, “Qué hacer con las EDE” que en resumen decía lo siguiente:

El Estado dominicano debe abordar las decisiones necesarias para dar estabilidad financiera a las EDE, al traspasar sus acciones a los afiliados de nuestro sistema de pensiones con cuentas de capitalización individual, dividiendo el capital de las empresas en al menos dos tipos de acciones, una para los inversionistas controladores y otra para los afiliados del sistema de pensiones. Este enfoque propuesto busca preparar el escenario para la oferta pública de acciones que permita a los fondos de pensiones comprar las EDE, lo que podría abrir alternativas adicionales para capitalización que no se limiten al deseo de sus accionistas.

Inmediatamente me imaginé a Andy colgado por el cuello en el Parque Colón y rodeado de 500 mil afiliados al sistema de pensiones, mientras bailaban al ritmo de merengue con letras que decían:

la, la, la, MATAMOS UN ÁRABE JUNTO AL DESCUBRIDOR, la, la, la.

Sin un embargo, aunque parezca una idea descabellada la encuentro lógica e imaginativa. Y las ideas descabelladas muchas veces resultan ser la solución a problemas complejos. Como dije más arriba, en esta propuesta de Andy el gobierno seguiría subsidiando una parte del consumo de los hogares más pobres, aunque tengan un contador. Actualmente 800 mil hogares no lo tienen.

Pero el problema no está solamente en estas familias de escasos recursos, sino en las empresas, torres de lujos, mansiones y cientos de casas en barrios de la capital habitados por la clase media que se roba la luz mediante conexiones ilegales y otras triquiñuelas que parten el alma. Eso se eliminaría de tajo si inversionistas privados y afiliados el sistema de pensiones asumen el control de la distribución.

Seria bueno oír la opinión de la Superintendencia de Pensiones, de las AFP y del gobierno ya que hablamos de usar el dinero de los afiliados sistema contributivo en una inversión, que, a todas luces, puede parecer arriesgada.

Hablamos del sector eléctrico, que desde hace décadas ha sufrido grandes pérdidas y donde el intento de privatizar la distribución, hace 27 años, fue un verdadero fracaso. Eso siempre me lo sacan en cara cuando voy a un programa de televisión y hablo del tema.

Finalmente, lo que es inaudito es mantener un subsidio bestial al sector eléctrico, en una situación de estrechez presupuestaria donde en la mente del presidente Abinader no se perfila una reforma fiscal en el corto plazo, menos aún, con un crecimiento económico muy por debajo de su potencial en el 2025 y un entorno internacional muy volátil y cargado de incertidumbre.

José Lois Malkún

Economista

Economista dominicano. Trabajó como consultor de varios organismos internacionales, como el BID y el Banco Mundial. Fue director de la Comisión para la reforma del Sector Salud, Ministro de Finanzas y Gobernador del Banco Central, en el período 2003-2004.

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