Amnistía Internacional (AI) es una organización que funciona en más de 150 países, con supuestos criterios independientes de gobiernos, partidos políticos, de religiones y “se financia con las donaciones de sus miembros”. Esta tiene como finalidad investigar y denunciar las violaciones a los derechos humanos, la comisión de crímenes; además trabaja en temas relacionados con la libertad de expresión, torturas, pena de muerte, la discriminación racial, la defensa de las víctimas de los conflictos armados; a presionar y a denunciar a los gobiernos e instituciones para que cumplan con sus obligaciones.

En los últimos días dicha organización la ha emprendió contra la República Dominicana, por el simple y justo hecho de aplicar la Constitución de la República y la Ley General de Migración, con el objetivo de defender nuestra soberanía y los derechos humanos de las parturientas dominicanas, pues estas están siendo desplazadas de nuestras maternidades y hospitales en todo el país, para que las inmigrantes indocumentadas, que en su mayoría vienen a través de mafias y de tratas de personas, a parir sin costo alguno. Lo mismo sucede con nuestras escuelas públicas, cuyas aulas están siendo ocupadas por los hijos de inmigrantes indocumentados, consumiendo una gran parte del presupuesto de la República.

Para AI estas no son violaciones a los derechos humanos de las mujeres y niños de un país, que ha sido de los pocos, por no decir el único, que le ha extendido la mano salvadora a ese pobre país y ha sido su paño de lágrimas hace muchos años, aún con todos sus problemas y limitaciones, pues siempre es el primero que acude en su auxilio cuando este es afectado por una desgracia, siniestro o un fenómeno natural.

Ni hablar del aporte y las valiosas contribuciones que hicimos durante el terremoto del año 2010, que mientras todos los países desarrollados guardaron silencio ni acudieron en su ayuda, esta institución no exigió responsabilidades a los que han sido los verdaderos responsables de la crisis económica, política, social e institucional que hoy vive esa pobre nación, en estos precisos momentos, en que ese territorio se desangra por la ola de violencia, por las violaciones a los derechos humanos, crímenes, secuestros, a niños, mujeres y ancianos enfermos, esta institución no se pronuncia ni condena esos crímenes de lesa patria.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), fue creada en 1945, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Entre sus atribuciones se encuentran: mantener la paz y la seguridad internacional; proteger los derechos humanos, procurar la seguridad alimentaria; distribuir ayudas humanitarias, apoyar el desarrollo sostenible y defender el derecho internacional de los países miembros a través de los distintos organismos que la conforman.

Este organismo internacional, esta semana, también la emprendió contra nuestro país, condenando las medidas anunciadas por el Presidente de la República, Luis Abinader Corona, de exigirles una serie de controles a las parturientas indocumentadas haitianas en nuestras maternidades y hospitales, a las cuales se les exigirá el cobro por las atenciones médicas prestadas, los documentos de identificación, lugar de trabajo, así como su domicilio. En caso de que no cumplan con estos requerimientos, las mismas serán repatriadas como manda la Ley General de Migración No. 285-04.

El secretario general de la ONU, señor Antonio Guterres, es el más llamado para que ese organismo internacional busque una salida satisfactoria a las crisis que afectan a Haití, en vez de criticar y condenar las medidas anunciadas y no pretender, como siempre lo ha hecho, buscarle una solución salomónica a las mismas en la República Dominicana.

Este organismo fue creado en el año 1945, para buscar una solución diplomática a los grandes conflictos que surgieron en distintos países, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Desgraciadamente este organismo ni su secretario han sido capaces de que esa vecina nación logre la paz, porque solo se han dedicado a criticar a nuestro país, en vez de aportar soluciones.

Este organismo solo sabe teorizar, presionar y amenazar a los países pobres, miembros de ese alto organismo, como lo es la República Dominicana, para que cumplan sus aberrantes decisiones, que siempre responden a los grandes intereses de los países poderosos integrantes de la denominada «Comunidad Internacional», en las crisis económica, política, social e institucional que sepultan a Haití, esta no toma ningún tipo de decisión ni las medida urgentes que contribuyan a mitigarlas.

Tanto esta como la denominada comunidad internacional están obligadas a buscar una solución inmediata a dichas crisis, antes de que en ese territorio ocurra un genocidio y una explosión social que repercuta negativamente en nuestro país. ¿O será eso lo que se persigue?

Por tales razones, tanto la ONU como la IA están descalificadas para criticar a la República Dominicana en la aplicación de nuestra política exterior con respecto a Haití, pues han fracaso y están dejando mucho que desear; cada día se hunden más en el desprestigio, la desconfianza y en el descrédito, no tienen calidad moral para atacar a la República Dominicana, acusándola de violar los derechos humanos a las parturientas indocumentadas haitianas.

Alfredo Cruz Polanco

Contador Público Autorizado, CPA

Miembro de la Cámara de Cuentas de la República

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