¿Podría alguien decirme cómo se llama, con nombre, apellidos, apodos, señas particulares, lugar donde trabaja, horas en que suele levantarse, vías por las que transita, horas en que regresa a casa, parientes más queridos, corpulencia, peso, talla, forma de caminar, número de cédula, pasaporte, número de la tarjeta con que paga sus impuestos y cualquier dato adicional que permita una rápida y efectiva localización del aborrecible personaje, siniestro conspirador, sádico impenitente, terrible malandrín que inventó —seguramente un prohijador de la autopenitencia infame— el saco y la corbata?
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.