«Recordar es vivir
Qué lindo…»
Hace unas semanas, descubrí el vídeo de una visita de Fernando Villalona a New Jersey. El monumental cantante debía visitar a una señora dominicana, rodeada de decanas, que eran amigas de la madre del cantante. Estos reportajes realizados prácticamente sin secreto técnico permiten comprender la dimensión humana de un artista que observo desde hace algunos años. El Mayimbe con «Tabaco y ron» forma parte de mi segunda generación de artistas dominicanos bien instalados en casa. En Puerto Príncipe eran todo un éxito por las emisoras de entonces. Durante muchos años los discos de esa parte del mundo ocuparon la mayor parte de la discoteca de mi padre.
Me gusta recordar que en casa los amigos de mi padre, vestidos con corbata y zapatos barnizados, venían a escuchar los discos de Lope Balaguer, Alberto Beltrán, Papa Molina. Mis dos hermanos, entre ellos un DJ, también están interesados en la música, pero tengo la impresión de haber monopolizado parte del legado familiar con la complicidad de Johny Ventura, Cuco Valoy, Rafael Solano.
Recuerdo que en mis primeros viajes a Santo Domingo asistía puntualmente a los programas de Rafael Corporán de los Santos.
El tiempo y sus palpitaciones son fenómenos sorprendentes… Hace poco más de 48 horas, cuando empecé a recibir las noticias sobre la tragedia del Jet Set, envié un mensaje a «Gascue», mi residencia espiritual en República Dominicana. Ya muy asustado por las cifras, no tuve el valor de recordarme que la primera vez que entré en una discoteca fue en Santo Domingo, a principios de los años 1990. Dos amigos españoles me llevaron en coche. Olvidé el nombre del lugar, pero la estructura de los juegos de luz y el sonido me impresionaron. Esta discoteca estaba a menos de 15 minutos en coche del Hotel V Centenario.
Palabras y recuerdos para presentarle mis sinceras condolencias. Su dolor y sus lágrimas han cruzado la frontera.
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