El ahorro es una practica milenaria presente en muchas sociedades vinculado a la supervivencia desde la perspectiva individual y colectiva.

En la cultura popular se presenta el ahorro en estas dos perspectivas en la que se entremezcla una lógica de bienestar que trasciende lo monetario con peso en la seguridad, “estar bien es estar seguro y tranquilo”. Esa tranquilidad y seguridad está asociada a la interacción social.

Las relaciones de confianza y de sostén del tejido social son la plataforma fundamental del ahorro para la cultura popular, con ellas se puede manejar el riesgo, las respuestas a la incertidumbre y a la vulnerabilidad. Mantener relaciones de confianza y reciprocidad es ya una práctica de ahorro y favorece a las otras prácticas de ahorro

En nuestra sociedad se registran prácticas de ahorro colectivo como legado de las personas de origen africano esclavizadas libertas sostenidas por mujeres que tejieron redes de ahorro colectivo como los sanes como bien señala Carlos Esteban Deive (2015) en su artículo publicado en el libro “Cultura del Ahorro en República Dominicana, del Situado a la banca” describe el ahorro de origen africano e indica el San como “uno de los aportes de los esclavos libertos africanos en Santo Domingo” (Deive 2015)

El San es uno de los aportes de las mujeres africanas esclavizadas libertas a nuestra cultura que ha permanecido a través de la historia y se presenta en distintos estratos sociales. Es una forma de ahorro cooperativo informal. En el san se entreteje una red de mujeres cuya conexión puede ser de días, meses o años. La confianza es el eje principal del San, por eso las mujeres articulan en su red a otras mujeres en las que “confían” para agruparlas. Estas pueden ser vecinas, amigas, compañeras de trabajo o familiares. El San tiene mucho peso como forma de ingreso femenino para las mujeres pobres, una herramienta económica que le permite obtener una cantidad significativa de dinero “junto” que pueden invertir en situaciones de emergencia familiar (enfermedad o muerte) o en la compra de electrodomésticos, mejora de la vivienda, inversión en un negocio o pago de una deuda.

Los programas dirigidos a personas como entes individuales o a hogares requieren ampliar hacia el tejido social presentes en las comunidades para no afectar estas tramas colectivas que tienen un peso identitario y ancestral.

Esta práctica de origen afrocaribeño sigue presente en diferentes estratos de nuestra sociedad y favorece a la reciprocidad entre mujeres. Es así como se encuentran sanes organizados desde el ámbito laboral, vecinal, familiar y educativo.

Además del san se encuentran otras pautas de ahorro colectivo en el contexto rural y urbano-marginal que son los gremios o sociedades de ayuda mutua que se organizan en torno a los rituales de la muerte.

La muerte es uno de los momentos del ciclo de vida más significativos en la cultura popular. En ella se manifiesta con intensa vehemencia las raíces afrocaribeñas tanto en el contexto urbano-marginal como rural. Las expresiones mágico-religiosas sustentadas en estas raíces se fortalecen y su presencia reactiva las redes sociales, el cooperativismo-ahorro y la cohesión social en barrios urbano-marginales y comunidades rurales.

Los programas sociales requieren un mayor reconocimiento y fortalecimiento de estas prácticas de ahorro-colectivo articuladas por mujeres en estratos pobres. Los programas dirigidos a personas como entes individuales o a hogares requieren ampliar hacia el tejido social presentes en las comunidades para no afectar estas tramas colectivas que tienen un peso identitario y ancestral.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY  

EN ESTA NOTA

Tahira Vargas García

Antropóloga social

Doctorado en Antropología Social y Profesora Especializada en Educación Musical. Investigadora en estudios etnográficos y cualitativos en temas como: pobreza- marginación social, movimientos sociales, género, violencia, migración, juventud y parentesco. Ha realizado un total de 66 estudios y evaluaciones en diversos temas en República Dominicana, Africa, México y Cuba.

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